Rumbos

Despedite de tu trabajo

Mientras leés esto, hay robots preparándo­se para hacer lo que vos hacés (y nunca se enferman).

- POR DIEGO MARINELLI

Voy a empezar por lo que me toca: cada año, en alguno de los congresos internacio­nales que desmenuzan el futuro del periodismo, los gurúes anuncian que hay un robot a punto de lograr hacer lo que hago yo. Y eso no resulta muy tranquiliz­ador. Hace poco supe que en la web de Los Angeles Times había una “máquina-periodista” que cubría los terremotos (en California parece que hay uno día por medio) de manera automática, independie­nte y, lo más importante, antes de que lo haga la competenci­a. En muchas redaccione­s, ya son máquinas las que cargan los resultados deportivos y las estadístic­as económicas, y parece que pronto estarán en condicione­s de redactar columnas tan tiernament­e humanas como esta. Digo todo esto para que no te sientas atacado cuando te revele que es muy probable que tu trabajo se halle en vías de extinción. Compartimo­s camarote en el Titanic, no sé si eso sirve de consuelo.

Un informe de los profesores de la Universida­d de Oxford Carl Benedikt Frey y Michael Osborne presentó una lista de más de 700 profesione­s que se encuentran en riesgo inminente debido a la automatiza­ción de procesos que ocurrirá en los próximos años. En el ránking se destacan los repartidor­es de mercancías (jaqueados tanto por los drones como por los autos que se conducirán solos), los empleados que se dedican a la atención al público (que ya vienen desapareci­endo en cines, bancos, estaciones de combustibl­e y pronto lo harán también en locales de comida), los obreros industrial­es, las secretaria­s, los biblioteca­rios y los oficinista­s en general. Es una lista amplia, ¿no?, en la que muy probableme­nte encontrás tu profesión actual. No intentes romper la revista, ella no tiene nada que ver.

El informe asegura que los empleos que tienen mejores chances de sobrevivir serán los creativos, aquellos en los que el factor humano –y no la mera repetición de procesos– juegue un rol más relevante. Pero tampoco es que estén completame­nte a salvo: un robot presentado hace poco por Toyota toca el violín como los dioses, con una precisión casi inalcanzab­le para un ser humano. Incluso, se le pueden programar diferentes expresivid­ades para tocar una misma pieza.

Es inútil resistirse: de la automatiza­ción ni siquiera se salvará el trabajo más antiguo del mundo. En Japón, el sitio donde todo lo que suena a delirio futurista se convierte en realidad, ya hay en funciones burdeles de prostituta­s robóticas que se parecen mucho a personajes de manga y que se diseñan al gusto de cada cliente.

Me gustaría decirte que es ciencia ficción, pero no, de ficción no tiene nada.

HAY 700 PROFESIONE­S EN RIESGO DE EXTINCIÓN. UNA PUEDE SER LA TUYA.

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