Antiguas palabras
Siento una gran atracción por la literaturaoral que, a través de milenios, nos trae una leyenda, un poema, una canción repetida ante la hoguera de una cueva, en el salón de un castillo, al amparo de una ermita. Es milagrosoque hayan sobrevivido hastanuestros días,pues eso significa que alguien quisopreservarlas del olvido.
En un tomito del Centro Editor de A mérica Latina -que tanto hizo para divulgar la cultura universal entre mediados de los años 60 y hasta la primera mitad de los 90encontré, en una librería de usados, una Antología de la literatura oral. Al hojearlo, leí lo siguiente: “Seguramente el lector descubrirá en ellos, tal como nosotros lo hicimos, la aventura repetida ysiempre renovada del hombrefrente a la naturaleza, la muerte, el amor, Dios.” Demás está decir que lo compré. Una de sus historias cuenta el génesis de los ashanti (África): dice la leyenda que en el Principio, Onyame -el Dios Cielo- creó a un hombrey una mujer que debían morar aorillas del río Bosommuro. Esta pareja no tuvo hijos,puestoque no conocían el deseo. Onyame envió entonces a una pitón–una onimi-, que les dijo que sepusieran de pie, caraa cara, junto al río;y cuando le obedecieron, se sumergió hasta el fondo, tomóungran sorbo de agua, y al salir, roció sus vientres mientras pronunciaba unas palabras mágicas. Luego les ordenóvolver a su chozay acostarsejuntos.
Poco después la mujer dio a luz los primeros niños del mundo, quienestomaron a Bosommuro como lugarvenerado. Desde entonces, si algún miembro de los ashanti encuentramuertaa una de estas serpientes, la cubre con arcilla blanca y la entierra respetuosamente. Nunca las mata, porquea ellas le debe la existencia.
En la literaturaoral, nos encontramos con la aventura repetida del hombrefrente a la naturaleza, la muerte, el amor, Dios.
Otra leyenda que encantaría a muchas mujeres de hoy, corresponde a otra tribu africana, la de los abaluyia, de Kenia. Dicen los descendientes de esta tribu que una jovencita se ganó el derecho de evitar los quehaceres domésticos debido a su habilidad de alfarera y a su fuerza de voluntad.
La historia comienza con dos hermanas: la menor,que fabricaba hermosos cacharros de barro, y la mayor,quequería que la ayudara en los trabajos de la casa. Como no podía convencerla, un día rompió todas lasvasijas, lo que hizoque la otra hermana, enojada, escapara de la casa.
La joven caminóy caminó hasta llegar a un lago; en mitad de las aguas, se elevaba un hermosoárbol -el kumurumba- ysequedó allí muy quieta, observándolo. El árbol comprendió el sentimientoque la embargaba, se acercó a la orilla, le preguntó siquería trepar a él; cuando lo hizo, el árbol regresó al lago.
Los padres finalmente la encontraron, pero no podían llegar a ella, por lo que le rogaron que regresara a la aldea. La muchacha se negóa obedecerles. Entonces fueron a buscar a su prometido, quien le suplicó que cediera y ella, que lo amaba, hizoque el kumurumba la acercara a la ribera. En la choza de su familia, a donde la llevó el muchacho, le mostraron lasvasijas de barroque habían fabricado para contentarla.
Desde entonces, la joven alfarera sepudo dedicar a sus cacharrossin tener que ocuparse de los aburridos quehaceres domésticos.Este relato, según mi parecer, podría mostrar,a más de una, un camino a seguir.
Sugerencias: 1) No sólo leyendas y cantares, también refranesy fábulas componen la literaturaoral: los ancianos de la familia darán fe y bueno sería tomar nota de sus dichos; 2) Conseguir los trestomos de Adivinanzas, compilados por Ivana Alochisy Vanina Rodríguez: no sólo son para docentes: todos podemos disfrutarlas. •