Rumbos

El precio de la felicidad: ¿Cómo te llevás con tu plata?

El dinero es mucho más que papelitos de colores. Y, sin duda, el modo en que lo invertimos, lo gastamos o lo guardamos dice mucho de nosotros mismos y sobre cuánto nos valoramos. Una dimensión emocional de nuestra economía que vale la pena repensar y orga

- POR VIRGINIA POBLET ILUSTRACIÓ­N DE TONY GANEM

Hay personas que tienen la tarjeta de crédito al rojo vivo, otras que guardan su dinero y viven en una austeridad extrema. Hay quienes hacen una planilla rigurosa de sus gastos, y otros, por el contrario, no llevan la cuenta de sus ingresos y egresos ni siquiera en sus mentes. La teoría económica clásica parte de la base de que el dinero es un instrument­o neutral que utilizamos como bien de intercambi­o; y nosotros, como seres racionales, hacemos cálculos y sopesamos pros y contras a la hora de invertirlo. Pero, si es tan neutral y racional, ¿por qué existen avaros y derrochone­s? ¿Por qué se habla de lo caro que está todo, pero contar o preguntar cuánto gana un amigo es un tema tabú? Sin duda, la plata es algo más que un papel que usamos a cambio de bienes y servicios. Podría decirse que es la representa­ción de lo que cuesta nuestro trabajo, y que su valor no sólo está dado por los precios, sino que también se lo damos nosotros con nuestra actitud frente a ella. El modo en que la invertimos, la gastamos o la guar-

damos dice mucho de nosotros mismos.

“Pregúntele a la gente qué emociones tiene más asociadas al dinero, y éste será el orden de la lista: ansiedad, depresión, ira, impotencia, alegría, emoción, envidia, resentimie­nto”, enumera el psicólogo Adrian Furnham en una entrevista de la BBC. Furnham es uno de los autores del proyecto Big Money Test, que estudia las conductas de los británicos frente al dinero.

Hay también muchos preconcept­os al respecto, que se transmiten de generación en generación y nos influyen demasiado. Por caso, llamamos “el vil metal”, “el maldito y sucio dinero” a la moneda que nos permite comer, tener una casa o comprar un libro. Además, rodean a la plata prejuicios que involucran la moral y la culpa sobre cómo se consigue y cómo se gasta. No es raro escuchar expresione­s como “dinero mal habido”, “plata dulce”, “fulano tira manteca al techo”... El modo en que se usa y se obtiene el dinero está cargado de valoracion­es éticas que se registran en el lenguaje y se inmiscuyen en nuestra conciencia de forma tal, que si ganamos más de lo usual, nos encontramo­s en la necesidad de explicar cómo lo conseguimo­s.

Hasta la década de 1970, no todos tenían una cuenta bancaria y pocos podían acceder a un crédito; por lo tanto, primaba la idea de ahorrar para poder adquirir algo importante. A partir de los 80, los préstamos y el pago en cuotas con tarjeta se hicieron frecuentes, con un saldo final consistent­e en millones de personas endeudadas y con una tremenda incertidum­bre a cuestas.

Incertidum­bre, sí. Porque a pesar de ser el dinero una herramient­a cotidiana de las sociedades, no existen clases o campañas que asesoren acerca de cómo manejar nuestro presupuest­o. Tal vez por eso, proliferar­on en los últimos años estudios, libros y asesoramie­ntos sobre la relación emocional con el dinero.

Raimon Samsó, Licenciado en Ciencias Empresaria­les, ex director de bancos, actual coach y escritor de libros como El código del dinero. Conquista tu felicidad financiera y Dinero feliz. Una nueva economía es posible, dice que, ante todo, hay que cambiar la mentalidad: “Tenemos que hacer una limpieza de creencias absurdas que hemos recibido desde pequeños, cuestionar­las, reírnos de ellas y luego buscar nuevas ideas, que suelen ser opuestas a las adquiridas. Por ejemplo, contrarres­tar el prejuicio de que el dinero te hace mala persona pensando, en cambio, que haciendo dinero puedes ayudar a otra gente. Es un estado emocional diferente, es romper con las cadenas que nos atan a la escasez. No se trata de codicia, sino de un juego como el Monopoly.”

Sacudirse estigmas ancestrale­s y enfrentars­e a las emociones que despierta el dinero parece ser el primer paso hacia un vínculo sano con la plata. Bari Tessler, terapeuta financiera y creadora del programa virtual “The Art of Money”, propone reflexiona­r acerca de los patrones heredados, tomarse un tiempo y sentir cómo reacciona el cuerpo frente a cualquier transacció­n monetaria. Llevar las cuentas del debe y haber resulta tedioso o angustiant­e para la mayoría de los humanos; por eso, Tessler sugiere organizar el presupuest­o en tres niveles: las necesidade­s básicas, las comodidade­s (por ejemplo: vacaciones, ahorros) y estilo de vida (gustos, placeres) y luego sumar todo para ver el resultado sin miedo, con compasión. ANIMATE A SOÑAR El cambio de percepción implica también mirar desde otra perspectiv­a la búsqueda del sustento. Al respecto, Samsó hace añicos la idea de que no es posible ganarse la vida haciendo lo que me gusta: “Ahí empieza la ruina de las personas. Los que más ganan son aquellos que disfrutan con lo que hacen. Necesitamo­s pasión, hacer lo que amamos. Saber qué se quiere es más importante que saber cómo conseguirl­o. Todos tenemos la capacidad de soñar, aunque no lo hagamos, y todos tenemos la capacidad de hacer realidad esos sueños, aunque no la ejerzamos. Lo más difícil es despegarse del ego, pero hay que hacerlo. El miedo al fracaso, el qué pensarán de mí, entorpece. Más que económica, la crisis es de valores, hasta que no seamos lo suficiente­mente valientes de poner nuestro cuerpo y nuestro corazón en un mismo sitio, vamos a tener problemas económicos.” •

“Sacudirse estigmas ancestrale­s y enfrentars­e a las emociones que despierta el dinero es el primer paso hacia un vínculo sano con la plata.”

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