Que no se apague tu voz
La voz es una función del organismo a la que hay que prestar atención y cuidar tanto como al resto del cuerpo. Es vehículo del habla, el pensamiento y las emociones y refleja la salud física y mental. Aquel que la pierde, aún por un corto tiempo, advierte rápido la dimensión que esa merma tiene en su vida.
Disfonía es el término que engloba cualquier tipo de alteración de la voz. Actualmente, diagnosticamos numerosos problemas vocales ocasionados por mal uso de la voz, por el esfuerzo que requiere hablar en el elevado ruido ambiental que padecemos, la inadecuada climatización de los lugares de trabajo, los hábitos tóxicos (tabaco, consumo de alcohol y/o sustancias adictivas), mala alimentación y, sobre todo, la demanda vocal sin preparación previa en las personas que usan la voz como herramienta de trabajo.
Es común que las personas piensen que “estar ronco” no es un problema de salud, y ante la pregunta del médico “¿desde cuándo está disfónico?”, exprese: “Mi voz es así” o “todos en mi familia somos roncos”. Ese comentario está hablándonos, en realidad, de la existencia de un posible trastorno vocal hereditario o un nocivo uso familiar de la voz, sin que nadie se haya dado cuenta.
Un trastorno muy común es el relacionado con el abuso vocal o con el mal uso de la voz, a causa de una mala técnica fonatoria. La unión de ambos factores puede ocasionar la aparición de edema en la mucosa de las cuerdas vocales y otras lesiones orgánicas, como nódulos, pólipos, hemorragias y quistes. También es habitual diagnosticar disfonías asociadas al reflujo gastroesofágico (RGE). En estos casos, el contenido que asciende de la cavidad gástrica y el esófago afecta a toda la laringe y, en especial, a las cuerdas vocales, por lo que será necesaria la participación de un gastroenterólogo. En síntesis, una voz disfónica no es normal: está denunciando una alteración en alguna parte de su producción. Una disfonía que persiste más de 15 días debe examinarse; y si se trabaja con la voz, es recomendable el asesoramiento médico previo.
¿Cómo podemos cuidar nuestra voz? Por lo pronto, evitando hablar por encima del ruido ambiente (se perderá siempre), y consumir de manera moderada cafeína y alcohol, pues provocan deshidratación de las cuerdas vocales (beber mucha agua ayudará a combatir el efecto). También debemos evitar el humo del tabaco (propio y ajeno) y sortear las cenas copiosas. Es importante tener en cuenta que la acidez, el sabor agrio en la boca y hasta la halitosis pueden indicar RGE que, al alcanzar las cuerdas vocales, puede provocar disfonía. Otra cuestión fundamental es hacer reposo vocal después de un uso intenso: la voz se resiente mucho por la falta de sueño. Dormir al menos 8 horas, máxime si se utiliza la voz de forma profesional.