Aprender a interpretar lo que nos dice internet
La educación también atraviesa replanteos profundos. Escuelas, facultades y talleres de todo tipo se han adaptado a la virtualidad. Las videoclases amplificaron la posibilidad de llegar a multitudes y los chicos mandan las tareas por WhatsApp... Pero el coronavirus también reveló la falta de acceso generalizado a dispositivos y conectividad en el mundo, y que las y los docentes saben menos de tecnología que sus estudiantes. Y en medio de todo, se ha revalorizado la insustituible labor docente frente a la dificultad familiar para encarar la enseñanza en el hogar. ¿Cómo será el futuro a partir de todo esto?
Un sinfín de recursos llegaron para quedarse: redes sociales escolares (Edmodo, muy usada, parecida al Facebook), pizarrones digitales (Padlet), “Atelier de tablets”, Zoom y chats para evaluaciones.
Durante un debate sobre estos temas propuesto por la UCA hace semanas, el experto en políticas educativas Carlos Torrendell decía: “Con la tecnología también podríamos seguir impartiendo educación tradicional. Ojo que si esa lógica continúa, habremos aprendido a usar la tecnología para una dinámica sin innovación”.
Victoria Suárez, maestra de nivel inicial, reflexiona: “El futuro nos invita a incorporar la tecnología de forma creativa y recuperar las artes como materias fundamentales en la escuela. Ellas nos prepararán para afrontar trances difíciles como estos. El desafío será enseñar a algo que no se encuentre en la red, es decir, a interpretar.”
Generar buenos hábitos
La piel de la cara es especialmente sensible y puede perder luminosidad o hidratación si está expuesta al sol o la contaminación. Por eso es tan importante incorporar desde la infancia una rutina de limpieza, humectación y protección solar de la piel.
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