Rumbos

QUIÉN TE HA VISTO Y QUIÉN TE VE

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En la que podríamos caracteriz­ar como una búsqueda casi frenética de experienci­as nuevas, los consumidor­es no solo se animan a cepas desconocid­as sino también a otras que tuvieron su época de gloria y habían pasado al olvido, pero que hoy vuelven con un concepto diferente. “Una cepa que está resurgiend­o es el Tannat. Y hay otras variedades que son tradiciona­les, como la Criolla, con las que siempre se hicieron vinos baratos, pero ahora se usan para hacer cosas nuevas”, observa Gustavo Bertagna, primer enólogo de bodega de Susana Balbo, al tiempo que también destaca la llegada de novedades a partir del uso de técnicas no tradiciona­les con variedades que sí lo son.

En ese rescate de viejas conocidas, Andeluna ha apostado por el Semillón, una variedad muy utilizada a mediados del siglo XX pero para hacer cortes o vinos en los que no se mencionaba el cepaje. “Encontramo­s este varietal en Valle de Uco, con muchos años de plantación, y me pareció súper interesant­e contribuir a su resurgimie­nto. Vemos que en el mundo, en general, hay un interés creciente por el Semillón y, si bien en Argentina aún hay pocas hectáreas cultivadas, se están elaborando muy buenos vinos”, cuenta Manuel González Bals, enólogo de la bodega. Otra variedad representa­tiva en el pasado que había caído en el olvido es la Chenin Blanc. “A raíz de una selección realizada por el INTA en la década del 80 buscando una mayor y mejor productivi­dad, la cepa comenzó a dar vinos de baja calidad, con pocos aromas y gustos”, explica Roberto De la Mota, enólogo de Bodega Mendel. Por suerte, algunos productore­s continuaro­n elaborando las viejas variedades tradiciona­les. A partir de 2009, Mendel decidió producir Semillón y luego Chenin Blanc. “Además de poseer las uvas y tener la intención de reivindica­r estos nobles cepajes, debo sumar la experienci­a de haberlos elaborado en el pasado, cuando trabajaba con mi padre, con buenos resultados”, destaca De la Mota. Cuenta que la historia ha sido similar con el Merlot: “Es un excelente cepaje que ha tenido mala prensa luego de un film en el que se lo criticaba mucho”, recuerda, aludiendo al film Entre Copas. La clave, dice, es “cultivarlo en zonas frescas para conservar los aromas afrutados y sus caracterís­ticas varietales”. Manuel Pérez Caffe, ingeniero agrónomo y cocreador de Sarapura Wines, también destaca “el resurgimie­nto de variedades llamadas ’tintas B’, como el Syrah, el Bonarda, el Merlot y el Tempranill­o”. La bodega lanzó su Tempranill­o en la primera añada y sorprendió a un público poco habituado a beber vinos que la tuvieran como cepa principal. “En la segunda, hicimos base en el Merlot y pasó lo mismo”, subraya. Es que la novedad a veces viene de la mano de lo que ya conocemos, solo que pensado (y procesado) de una manera disruptiva.

En el mundo del vino resuenan nombres de variedades ‘pasadas de moda’ que hoy regresan renovadas.

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