Una controversia para pensar la educación
CUESTA PONERSE EN LA PIEL DE UN PADRE QUE QUIERE LO MEJOR PARA SU HIJO Y QUE CONSIDERA QUE LA ESCUELA NO SE LO ESTÁ BRINDANDO.
No es fácil abordar un tema tan polémico como el homeschooling (educación en casa), en un país que tiene una de las tradiciones de escolarización más arraigadas en América latina.
No se trata de alentar una práctica y desalentar otra, sino de reflejar un fenómeno que crece en el país, y también en Córdoba.
Aunque no hay cifras contundentes para dimensionar esta situación de manera precisa, los tres casos que se reflejan en el Primer Plano de esta edición, en las páginas 4 y 5, son elocuentes.
Muestran que algo está pasando para que cada vez más padres se planteen con firmeza la necesidad de sacar a sus hijos del sistema educativo, y para considerar que lo que pueden aprender en la casa supera con creces a lo que reciben en las aulas.
Hay muchos argumentos a favor y en contra de cada postura. Muchos de ellos son atendibles.
Cuesta ponerse en la piel de un padre que quiere lo mejor para su hijo y que cree que la escuela no se lo está brindando.
A juzgar por algunos resultados educativos y por la realidad de ciertas instituciones, no parece estar muy equivocado.
Sin embargo, ¿qué pasará con la socialización de ese chico, con su preparación para vivir en comunidad? ¿Se puede reemplazar eso con otros ambientes? ¿Vale preguntarse si el “en casa” no es una apuesta a lo individual que socava la aspiración a construir una sociedad más integrada?
Es bueno dejar planteada la controversia. Que sirva para reflexionar, además, qué tipo de estudiantes promueve el actual sistema educativo.
El debate puede servir, también, para pensar en qué falla la escuela cuando no logra explotar los talentos y la creatividad de cada estudiante, o cuando no logra cambiar el hecho de que la mitad de los jóvenes no termine la secundaria.
Que haya padres decididos a pelear para educar a sus hijos fuera de la escuela es un signo poderoso.