Ataque en Múnich
David Somboli, el joven germano-iraní que asesinó a nueve personas, era un estudiante obsesionado con la violencia y las matanzas. Se habría inspirado en el noruego que masacró a 77 personas en Oslo y en una isla vecina en 2011.
El autor del ataque de Múnich está lejos del Estado Islámico, según coinciden todos los informes de investigación policial. Al parecer, David Somboli –quien murió en el trágico episodio–se inspiró más en el noruego que mató a 77 personas en Oslo en 2011.
El autor del tiroteo de Múnich, que dejó 10 muertos incluido el atacante, actuó al parecer inspirado en baños de sangre como el causado por el noruego Anders Behring Breivik, en lo que tal vez fue un acto de locura, pero de efectos devastadores semejantes al fanatismo extremista.
El ataque del viernes en un centro comercial de Múnich coincidió con el quinto aniversario del doble atentado cometido por Breivik en Oslo y en la vecina isla de Utøya. Por eso, las autoridades piensan que el joven alemániraní, identificado como David Somboli, era una especie de cachorro de ese “lobo solitario”, que acabó con la vida de 77 personas.
“Cuando alguien se interesa de forma tan intensa por ataques masivos, seguro que Breivik también desempeñó un papel”, afirmó ayer el jefe de la Policía de Múnich, Hubertus Andra, quien ya había apuntado que no había el menor indicio de un trasfondo yihadista en la matanza.
El atacante, de 18 años y nacido en Múnich, sufría trastornos depresivos y estaba obsesionado con la violencia. Tenía en su habi tación abundante material sobre matanzas y baños de sangre sin trasfondo político.
El asesino en masa noruego, en prisión con una condena a 21 años prorrogables de forma indefinida, sí actuó movido por el fanatismo islamófobo y mesiánico, plasmado en el “Manifiesto” de más de mil páginas que colgó poco antes de sus atentados en Internet.
Europa vive inmersa en la alarma generalizada tras los atentados de los últimos meses en Bruselas, París y Niza, mientras crece en Alemania el temor a ser el siguiente objetivo, sea de tramas terroristas o de acciones de otros lobos solitarios.
“La ideología de los terroristas puede ser diferente. Pero en todos ellos hay un lenguaje común: la violencia y el odio”, expresó la primera ministra noruega, Erna Solberg, en el acto institucional en recuerdo de las víctimas de Breivik.
En el joven de Múnich no hay rastros de fanatismo yihadista, pero sí de afinidades con el odio
ciego de Breivik.
Al margen de la coincidencia con el aniversario, la matanza en suelo alemán parece inscribirse en la serie de baños de sangre cometidos por jóvenes como él, también en Alemania.
En su habitación tenía un libro titulado Amok, porque matan
los estudiantes, término adoptado del malayo y que significa “ataque de locura homicida”.
Según fuentes de la investigación, era aficionado a videojuegos violentos, tenía problemas escolares y glorificaba a Tim Kretschmer, un joven de 17 años que, en 2009, irrumpió armado en su antiguo colegio en la localidad de Winnenden (sudoeste de Alemania), donde empezó una matanza que le costó la vida a 15 personas.
Kretschmer acabó suicidándose acorralado por la Policía, tras una huida de 40 kilómetros, vestido con un uniforme paramilitar y armado con la pistola Beretta con la que había asesinado a sangre fría a nueve estudiantes y seis profesores.
LA GENTE DE MÚNICH PASÓ UNA NOCHE DE HORROR. UNA NOCHE COMO ESTA FUE DIFÍCIL DE AGUANTAR PARA TODOS. VAMOS A AVERIGUAR QUÉ HAY DETRÁS DE ESTO. Angela Merkel, canciller alemana