De cada 3 argentinos uno es pobre, pese a los años de riqueza
El Indec puso punto final al ocultamiento de los datos sobre la situación social. Macri dice que quiere que su desempeño se mida a partir del dato de pobreza difundido ayer.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) terminó ayer con 10 años de manipulación y silenciamiento estadístico al dar a conocer el nivel de la pobreza.
En línea con las mediciones que venían realizando entidades privadas como la Universidad Católica Argentina (UCA), el relevamiento arrojó que, en los 31 mayores conglomerados urbanos del país, el 32,2 por ciento de las personas se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Son 8,77 millones de individuos, de los cua- les 1,7 millones son indigentes, es decir, no alcanzan a procurarse una canasta mínima alimentaria.
Un dato preocupante es que, tras una década de precios internacionales favorables y de crecimiento récord del gasto público y de los programas sociales, la pobreza impacta sobre el 47 por ciento de los menores de 14 años.
Buenos Aires. Tras cumplirse 10 años del inicio de las distorsiones estadísticas y luego de tres años en los que directamente se había prohibido la difusión de los datos sociales más básicos, el Indec dio a conocer ayer la medición de los niveles de pobreza, que dejan expuesta una foto controvertida: después de una década en que Argentina disfrutó los mejores precios de la historia para sus productos y en que el Estado multiplicó su gasto, sus políticas sociales y sus subsidios, un tercio de los argentinos es pobre.
Según el Indec, el 32,2 por ciento de los 27 millones de personas que viven en los 31 mayores conglomerados urbanos del país vive con recursos insuficientes para adquirir una cantidad mínima de bienes y de servicios que les permitan no ser consideradas en situación de pobreza. Son 8,77 millones de personas. Si ese mismo porcentaje se proyectara incluso sobre las zonas no medidas por el Indec, entonces los argentinos pobres sumarían casi 14 millones.
De los 8,77 millones de pobres relevados, 1,7 millones son indigentes (equivalen a 6,3 por ciento de toda la población relevada). Es decir, con sus ingresos no logran adquirir una canasta básica de alimentos, sin servicios de ningún tipo.
“Las cifras del Indec son el punto de partida sobre el cual quiero y acepto ser evaluado como presidente y como gestión de gobierno”, dijo Macri, quien con esta frase relativizó el impacto que pudieron tener las medidas adoptadas por el Gobierno en los casi ya 10 meses de gestión.
En ese sentido, los datos relevados ayer por el director del Indec, Jorge Todesca, son consistentes con los que vienen relevando organizaciones privadas, como el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). En 2015, mientras Cristina Fernández decía ante Naciones Unidas (aunque el Indec no publicaba los datos) que la pobreza era inferior al cinco por ciento y la indigencia al 1,4, la UCA medía un 29 por ciento de pobreza. En abril de este año, la misma entidad había calculado que el 32,6 por ciento de los argentinos estaba bajo la línea de pobreza.
El 32,2 por ciento verificado por Indec constituye el indicador oficial más elevado desde 2005, cuando el organismo registró una pobreza del 38,5 por ciento. De esa magnitud, el indicador cayó por debajo del 30 por ciento hasta llegar a 25,5 por ciento en el segundo
semestre de 2006.
Pero en enero de 2007, el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, comenzó a interferir en el Indec, cuya medición de la inflación comenzó a manipularse. La inflación artificialmente baja arrojaba un costo de la canasta alimentaria ilusoriamente barato.
Por tanto, cuando el Indec medía el ingreso de los hogares los datos mostraban que una cantidad importante de hogares podían comprar esa canasta. La acumulación de esta distorsión llevó a que, en 2015, los datos oficiales mostraran, por ejemplo, que Argentina tenía menos pobres que Alemania, algo que el entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, ratificaba en público.
“Había un nivel tan grande de engaño y de manipulación que nos encontramos con una cuesta más difícil de la que imaginábamos”, dijo ayer Macri.
Según el Indec, una familia de cuatro integrantes necesitó en agosto unos 12.489 pesos para no ser considerada pobre. Y unos 5.175 pesos para no entrar en la indigencia.
En promedio, el ingreso de los hogares bajo la línea de indigencia alcanza a cubrir sólo el 39,7 por ciento de lo que cuesta la canasta básica alimentaria a partir de la cual se define la indigencia. Esa es la “brecha de indigencia”.