Hoteles de Embalse.
Hoy, sólo tres de los siete están funcionando. La Nación insiste en sus anuncios de inversiones para reactivar el complejo. Entre el personal reina la incertidumbre por la baja actividad que se registra desde hace meses.
Tras la efervescencia por los anuncios de reactivación, anunciados hace un año y medio por el Gobierno nacional recién asumido, en Embalse siguen esperando que su complejo hotelero estatal vuelva a parecerse a lo que alguna vez fue. Por ahora, la decadencia prosigue, mientras las promesas se mantienen.
La Unidad Turística Embalse inaugurada en 1947 para el turismo social (subsidiado por el Estado), hace varias décadas que dejó atrás su época dorada, cuando cada semana se renovaban más de 2.500 huéspedes. La década de 1990 comenzó a marcar la caída de los antiguos hoteles, con menos presupuesto para turismo social e insuficientes inversiones que acentuaron el deterioro edilicio.
“Todavía estamos esperando que refloten el complejo, como prometieron”, lanzó Walter Ramírez, secretario de Uthgra, el gremio que nuclea a los trabajadores que contratan las empresas concesionarias, como cocineros y mucamas. Dijo que no más de 40 personas están hoy ocupadas algunos días a la semana.
A su vez, el complejo cuenta con 90 empleados del Estado Nacional, la mayoría desde hace mucho con contratos renovables, que también observan con incertidumbre el panorama.
El complejo de siete hoteles y medio centenar de bungalows, en un amplio y arbolado predio junto al lago, supo ser el principal motor de la economía embalseña. Pero desde hace unos 25 años los domina una baja actividad, que apenas –y parcialmente– los mantiene abiertos. En el último año esa impresión parece acentuarse.
“En un hotel hubo 80 turistas esta semana y sólo por cuatro días. En los otros no hay más de 50. Por ahora vamos a ocupar muy poca gente”, deslizó una fuente cercana a una de las empresas que brindan los servicios.
Desde Buenos Aires
En diálogo con La Voz desde Buenos Aires, el cordobés que es secretario de Turismo de la Nación, Alejandro Lastra, ratificó el compromiso de acondicionar el complejo. “Lo recibimos en muy mal estado. No va a alcanzar todo lo que podamos hacer en cuatro años de gestión para ponerlo en marcha definitivamente, pero sí esperamos llegar al 2020 con cuatro o cinco hoteles en muy buen estado”, apuntó.
Hoy la realidad muestra una actividad muy baja y pocas inversiones en marcha. De los cuatro hoteles abiertos que se mantuvieron en los últimos años, ahora quedan tres en actividad.
“Deben saber que antes alojaban más gente pero ni siquiera tenían matafuegos ni andaban las canillas; nosotros hemos decidido poner en valor los hoteles y que los huéspedes gocen de condiciones dignas; en algunos casos era hasta riesgoso. Es probable que hoy esté yendo menos gente, pero la que va está alojada mejor que antes”, replicó Lastra.
El funcionario nacional negó enfáticamente que exista alguna idea de privatización del complejo, descartando uno de los rumores que circulan en la localidad. Valoró el nuevo sistema de asignación de plazas en una plataforma digital, “más eficiente y transparente” que el método manual anterior. También subrayó que a través de acuerdos con la obra
social Pami y los ministerios de Educación y de Desarrollo Social se desarrollan planes que aseguran continuidad de huéspedes. Recordó, por ejemplo, un torneo de handbol que semanas atrás sumó unas 800 personas alojadas.
“Reparar un hotel de 70 años lleva más de lo que puede pensarse y estamos en ese proceso. Esperamos que se pueda ver la mejora lo antes posible”, añadió Lastra.
La apuesta es reparar ahora tres de los siete hoteles. Son los que funcionarán en esta etapa, con capacidad potencial para unos 1.100 huéspedes.
Luego de una auditoría realizada al asumir, que según Lastra corroboró la “situación de abandono”