Lo que puede venir
Trump echó al director del FBI, James Comey, que investigaba si el entorno del magnate y Rusia acordaron colaboración para las elecciones.
El FBI decidió seguir la pesquisa tras la salida de Comey.
Si se confirma el vínculo, los demócratas pedirán un abrir un “impeachment”.
Si la Justicia determina que Trump echó a Comey para no ser investigado, también se puede abrir juicio de destitución. Dos vías de “impeachment” No está en discusión si un presidente puede o no echar a un funcionario de cargo no electivo, como es el caso del titular de un organismo de seguridad. Trump, legalmente, puede hacerlo.
Lo que está en juego es, en cambio, una doble chance de que el primer mandatario quede a las puertas de un juicio político de destitución.
Una de esas posibilidades se abre si el FBI determina que, efectivamente, Trump convino con Rusia los hackeos al Partido Demócrata para beneficiarse. En ese caso, el Congreso podría tomar la investigación, analizarla, darla por cierta y pedir el comienzo de un impeachment. De hecho, ya existe y sesiona una comisión de investigación del Senado (el Comité de Inteligencia) que empezó a tratar el caso.
El miércoles pasado fue citado quien quedó a cargo del FBI, Andrew McCabe, y declaró que la investigación sobre el “Rusiagate” continuará su curso en el organismo que ahora lidera. Acto seguido, los integrantes del comité votaron citar a puertas cerradas el martes que viene a Comey.
Otra de las posibilidades puede darse por una vía diferente, la judicial. Un proceso de destitución es susceptible de ser activado si una sentencia de la Corte Suprema de Justicia determina que Comey fue destituido por Trump con el objetivo de entorpecer la investigación sobre la conexión rusa-republicana. Luego, el mecanismo parlamentario sería igual: el Congreso debe tomar, darlo por cierto, y votar el inicio del impeachment. Limitación legislativa Ambas chances para la activación de un juicio de destitución explican el ímpetu de demócratas y medios opositores por maximizar el asunto de la salida de Comey. No obstante, hay un dato que puede frenar el proceso: los republicanos son mayoría en ambas cámaras de Congreso.