De Vicenzo: se fue una leyenda
Murió Roberto De Vicenzo, el golfista más importante surgido de canchas argentinas.
Caballero, ejemplo, respeto, maestro, campeón y grandeza son los elogios que surgen espontáneamente para Roberto De Vicenzo, quien falleció ayer a los 94 años en Ranelagh (Buenos Aires), a dos meses de haber sufrido una fractura de cadera en un accidente doméstico del que no se pudo reponer.
Roberto De Vicenzo es considerado el más grande golfista argentino de la historia, único argentino en ganar el Abierto Británico, en 1967, y dueño de 230 títulos de torneos profesionales.
Quizá su anécdota más recordada sea la del Másters de Augusta de 1968, cuando le dieron por perdido el torneo porque su compañero de juego, el estadounidense Tommy Aaron, equivocó la anotación en un hoyo. El mundo asistió al ejemplo de caballerosidad del argentino. Jamás hubo queja por parte de De Vicenzo hacia su colega por más Major que estaba en juego y en todo caso se hizo cargo por no haber revisado su tarjeta. Sólo se limitó a expresar una frase que será recordada siempre: “¡Qué estúpido que soy!”.
De Vicenzo nació el 14 de abril de 1923 en Villa Ballester y se crió en Villa Pueyrredón, del lado porteño de la General Paz, avenida que su padre cruzaba todos los días para trabajar como ferroviario en la vecina Migueletes.
Luego escribiría una carrera increíble: ganó 230 torneos, cuatro torneos del PGA Tour y el Abierto Británico en 1967, en el cual venció a grandes rivales como Jack Nicklaus y Gary Player.
Tuvieron que pasar 40 años para que otro argentino ganara un Major, cuando el cordobés Ángel “Pato” Cabrera ganó el Abierto de los Estados Unidos en 2007.
En una carrera marcada por el éxito se pueden mencionar sus grandes actuaciones en el Senior PGA Tour, donde ganó tres veces el Legends of Golf, y el primer US Senior Open en 1980. También venció en el PGA Seniors Championship de 1974, y representó a Argentina 17 veces en la Copa Canadá y la Copa Mundial, que obtuvo en 1953.
De Vicenzo también fue reconocido y respetado por su hombría de bien. Siempre atento y de buen humor, apoyó constantemente a los golfistas que lo sucedieron.
En 1989 ingresó al Salón de la Fama y en 1999 fue nombrado uno de los cinco más grandes deportistas de la historia argentina.
En su honor, el PGA Latinoamérica decidió implementar el “Premio Roberto De Vicenzo” para los golfistas que obtengan el Orden de Mérito en cada temporada.
Hasta no hace mucho, De Vicenzo seguía jugando al golf aunque, aclaraba, “nueve hoyos” y no los 18. En marzo último, estando en su vivienda de Berazategui, se cayó y sufrió una fractura de cadera de la que no se pudo reponer. El golf empezaba a despedirlo.