Un nombre identificado con los valores
Qué mucho que se pierde cuando fallece un deportista como Roberto De Vicenzo. El gran golfista argentino, ejemplo de caballerosidad dentro y fuera del campo, respetuoso de la corrección que exigen el golf y el deporte, elogiado y reconocido a nivel mundial, se va dejando un enorme legado para las generaciones que lo sucedieron. No se puede esperar menos de un deportista que, más allá de sus logros, supo ganarse un nombre por su apego a los valores. Aquella frase, “con la trampa le sacás algo al otro y te sacás todo a vos mismo”, pinta de cuerpo entero al gran Maestro. Y es inevitable evocar la hidalguía con la que afrontó el error del estadounidense Tommy Aaron, quien le anotó un golpe de más en su tarjeta y le hizo perder nada menos que el Másters de Augusta de 1968. De Vicenzo dijo que era su culpa por no haberla revisado. No protestó, ni se quejó a la organización.
Considerado uno de los seis más grandes deportistas que haya dado el país, junto con Guillermo Vilas, Carlos Monzón, Emanuel Ginóbili, Juan Manuel Fangio y Diego Maradona, el golfista de Villa Ballester supo mantener su imagen intachable a lo largo de toda su vida hasta que la muerte lo encontró ayer a los 94 años. Él puede haber partido, pero el deporte argentino retendrá siempre su ejemplo. ¡Gracias, Maestro!