Un robo que fue una burla con todo un mensaje
“Serán mensajes para uno, para otro, pero yo no veo nada”, dijo anoche a La Voz el fiscal General de la provincia, Alejandro Moyano, sobre el curioso robo de la camioneta Dodge Journey negra de la playa de estacionamiento de Tribunales 1 y su llamativa aparición días después a pocas cuadras.
El vehículo asignado al Ministerio Público Fiscal abandonado en un estrecho pasaje de barrio Bella Vista es un mudo símbolo de un robo a todas luces insólito.
Las características del episodio suenan ilógicas, como si tuvieran una intención que va mucho más allá de la apropiación material.
Si bien se supone que el vehículo de alta gama le “quemaba” a quien lo había robado la madrugada del jueves, todo indica que no se trató de un delincuente “improvisado”, porque lo sacó como quiso y lo devolvió cuando consideró oportuno.
“Es alguien que conoce perfectamente los movimientos de la playa, no es un ladrón cualquiera que vino a robar un auto”, confió una fuente judicial.
Filmado
La Journey, cuyo valor se aproxima al millón de pesos, no es un vehículo cualquiera, se identifica en medio de un cardumen mecánico y jamás pasa inadvertida.
En la playa de Tribunales I, hay cerca de 20 camionetas de otro tipo de marcas más “comunes”, como las Toyota.
El ladrón, según las cámaras que tomaron su incursión, ingresó con propósito definido y en sólo 17 segundos había consumado todo su propósito: entrar en la “cueva del lobo”, sacar “el” rodado más preciado y llevárselo frente a la custodia policial.
A las 6, se produjo un cambio de guardia que no siempre se cumple a tiempo, algo que el furtivo visitante tuvo en cuenta porque se presentó a las 6.30.
Las imágenes del ladrón, que cubría su rostro, muestran que se dirigió directamente al vehículo que abordó. Obtuvo la llave inteligente del escondite donde los choferes la suelen dejar y partió sin escollo alguno.
Todos sus movimientos, tomados por las cámaras del estacionamiento y por los domos de la vía pública, quedaron registrados.
Luego, a los pocos días, ayer a la mañana, el vehículo apareció intacto, pero a pocas cuadras de donde fue robado y a muy poca distancia de Tribunales II, la sede del fuero Penal.
En el interior no había prácticamente ningún tipo de alteración y todo lucía como el último día. Sólo había algo que se habían llevado: el sobretodo del fiscal General Moyano.
El propio titular del Ministerio Público confirmó que la noche anterior había dejado el abrigo en el vehículo.
Todo este episodio insólito parece una burla, más que un robo.
A veces, determinadas acciones tienen un valor simbólico cuyo significado sólo pueden descifrar aquellos que están al tanto de los códigos.