La Voz del Interior

La reconcilia­ción, ¿realidad o utopía?

- Norberto Ruffa* Fraternida­d religiosa

Uno de los mayores problemas que tenemos en la sociedad actual consiste en cómo resolver las situacione­s conflictiv­as que nos suceden a diario.

En realidad, conflictos parecidos a los que hoy padecemos tuvieron que ser resueltos por el ser humano desde su existencia misma. Situacione­s por las que tenemos que atravesar y que a veces nos parecen tan difíciles, antiguamen­te otros las vivieron y buscaron cómo solucionar­las de la mejor manera posible.

Esto tiene que ver con la famosa expresión “la historia se repite”. Por tal motivo, cuando se dice que todo tiempo pasado fue mejor, no creo que sea tan así. Pienso que hay ciertos valores que sirvieron y sirven para que los seres humanos lleguen a la resolución de conflictos que afectan a las relaciones interperso­nales.

El primer valor empleado es el perdón. Sin este, es imposible arreglar una situación conflictiv­a. Un ejemplo, en ese sentido, lo dio el propio Jesús cuando perdonó a la mujer adúltera.

En un momento en que todos la condenaban por su pecado, él salió en defensa de ella diciendo a quienes querían apedrearla: “El que esté sin pecado, que arroje la primera piedra”. Al ver que nadie lo hizo, le dijo: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Al perdonarla, logró solucionar el gran conflicto que esta mujer padecía.

El segundo valor es el amor. El apóstol Pedro dijo: “Sobre todo, ámense los unos a los otros profundame­nte, porque el amor cubre multitud de pecados”.

Sin amor, también es imposible perdonar. Amando se solucionan los conflictos más complicado­s. Dios dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

El tercer valor es la paz. Una especie de broche de oro con que termina todo conflicto. Encontrand­o la paz, se arregla cualquier situación, por más difícil que sea.

Lo cierto es que no es fácil perdonar, amar u obtener la paz cuando hay situacione­s conflictiv­as. Pero, con la ayuda de Dios, lo que parece imposible se hace posible.

Si resolución significa llegar a un acuerdo mutuo entre las partes, reconcilia­ción significa restablece­r la relación. Anhelamos que en todo conflicto, si hay resolución, haya también reconcilia­ción. Que el Señor nos ayude, para que esto sea una realidad en nuestro país.

Dios nos bendiga.

* Pastor evangélico, miembro del Comipaz

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