Los otros sepultados que México y el mundo no ven
Los recientes terremotos que sacudieron a distintos estados de México y dejaron cientos de muertos y cuantiosos daños materiales volvieron las miradas del mundo entero sobre esta nación de casi 130 millones de habitantes.
Pero hay una tragedia cotidiana que desangra a ese país desde hace años y resulta a veces invisible incluso para los propios mejicanos, que parecen resignados a ella.
La violencia generada por grupos del crimen organizado, el auge de los carteles del narcotráfico y su infiltración en las fuerzas policiales y de seguridad, pero también en altas esferas del poder político han establecido tristes récords en cifras de víctimas, sólo comparables con los de conflictos armados.
La desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa sirvió en parte para quitar el velo impuesto sobre una trama oscura que arrancaba en la ciudad de Iguala, envolvía todo el estado de Guerrero y proyectaba sus sombras de impu-
LA DESAPARICIÓN DE LOS 43 ESTUDIANTES DE AYOTZI NAPA SIRVIÓ PARA QUITAR EL VELO DE UNA REALIDAD QUE MUCHOS NO QUIEREN VER.
nidad e ilícitos sobre todo México.
La entrevista con Miguel Nieva, hasta hace poco integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense que participó en las investigaciones en torno al basurero de Cocula y en la identificación de restos hallados en distintas fosas comunes que fueron saliendo a la luz en suelo mejicano, da una idea de esa realidad que a menudo se soslaya.
Más de 300 cuerpos recuperados de fosas halladas en sólo dos años en torno a Iguala, que no pertenecen a los 43 de Ayotzinapa, unos 30 mil desaparecidos y cerca de 120 mil asesinados en la última década en todo México, dan cuenta de un escenario al que la “guerra contra el narcotráfico”, del expresidente Felipe Calderón, pareció sumar más violencia.
Por esas víctimas invisibles, de las que los sucesos de Ayotzinapa se convirtieron en un espejo amplificador, nuestro Primer plano de hoy intenta evitar que lo ocurrido el 26 de septiembre de 2014 quede en el olvido.
O que las tesis amañadas de la “verdad histórica” tapen para siempre la verdad real.