Tiempo compartido
Los músicos españoles se reencontraron con el público cordobés en un show emotivo.
Un largo suspiro fue la primera reacción del público cordobés, cuando sonaron los acordes iniciales de Hoy puede ser un gran día, el clásico de Joan Manuel Serrat que abrió anoche el espectáculo “El gusto es nuestro” en el Orfeo.
Las tribunas alcanzaron de inmediato un estado de éxtasis, porque habían encontrado lo que tanto fueron a buscar: revivir con nostalgia aquellos años dorados de la canción española.
En escena hubo más de una docena de músicos, pero sin duda el más aplaudido fue Serrat. “Me alegra ver algunas caritas jóvenes y me pregunto qué hacen aquí”, dijo con ironía “el Nano”, luego se sentó y cantó Aquellas pequeñas cosas.
Con ese tema y Todo pasa abrió su set, que luego siguió con Algo personal y No hago otra cosa que pensar en ti.
Luego vino el set superpotente de Miguel Ríos, quien se hizo acompañar con tres guitarras eléctricas mientras en el fondo se veían fotos de su pasado rockero.
“No saben el gusto que me da no haberme muerto”, dijo entre risas Ríos mientras prometía volver en 20 años.
Iguales y distintos
¿Qué hacen un asturiano, un catalán, una madrileña y un andaluz en Córdoba? Vinieron a darles con el gusto a miles de cordobeses que necesitaban rememorar aquellas canciones de su juventud y de alguna manera sentirse y sentirlos vigentes.
A 20 años de aquella presentación original, el show de los cuatro españoles fue directamente a lo seguro y no hubo ningún juego o pretensión demasiado ostensible por adaptarse a esta era de las tec- nologías y la música 3.0.
Con una obvia complicidad entre ellos, cada cual desplegó su estilo propio y marcado en un show que unificó a España desde lo artístico, ya que desde lo político hoy sería imposible.
Es que estas cuatro personalidades –que representan cuatro puntos disímiles del mapa ibérico– están de gira por Latinoamérica mientras que su país sufre una de las crisis institucionales más graves desde el restablecimiento de la democracia. Nada menos que la posibilidad de que Cataluña se independice de España.
En el show hubo una efectiva versión en castellano del tema de Billy Joel Piano Man interpretado por Ana Belén, quien también se animó al guiño local con una reversión de Sólo le pido a Dios, de León Gieco, que hace años lleva a cuestas en sus presentaciones por el mundo. También interpretó Peces de ciudad, del español que le faltó a esta gala, Joaquín Sabina.
Por su parte, Serrat sacó a pasear sus clásicos y hechizó al público con su voz y con sus letras memorables. Sin duda fue el número más aplaudido del espectáculo frente a un Víctor Manuel sin ansias de protagonismo y frente a un Miguel Ríos que le aportó al show el toque más rockero e irreverente.