Los motivos de la liberación del acusado de asesinar a Claudia
El juez de Control indicó que los indicios no alcanzan. De todos modos, continúa imputado.
“Sergio, Sergio”, coreaban amigos y familiares mientras abrazaban al hombre de remera verde. Tras pasar casi dos meses preso, Sergio Medina (46) fue liberado ayer, aunque continúa imputado por el homicidio de Claudia Muñoz (51).
El hombre, un albañil de la localidad de Las Albahacas, era cliente de la mujer asesinada de 37 puñaladas en su comercio Mil Sol, ubicado a media cuadra de la comisaría Abilene, en Río Cuarto. El fiscal Fernando Moine probó que Medina estaba en la ciudad aquel 9 de mayo y hay un testigo que dice haberlo visto salir corriendo detrás del auto de la víctima, minutos antes del homicidio.
Fue la hermana de la víctima quien advirtió al fiscal sobre que, cuando trataban de organizar el negocio para reabrirlo, vieron que faltaba sólo la ficha de un cliente: Medina. Liliana Muñoz le habló al sospechoso y este negó haber estado ese día en Río Cuarto.
La contradicción convenció a los familiares de que es el asesino. El querellante Héctor Giuliani interpretó que “puede que Medina haya imaginado que podría tener algo con Claudia y que, cuando ella lo rechazó, él haya reaccionado de manera violenta”.
Cuando ordenó la detención, Moine sumó como prueba que, en una cámara de una empresa ubicada cerca del local, se ve pasar a un hombre con una campera similar a la de Medina, en un horario cercano al del crimen.
Lo que ahora advirtió el juez de Control es que, según la filmación (la Policía Judicial dice que no es nítida), el hombre de la campera pasa a pie a las 16.20 y el auto de la víctima lo hace a las 16.28. Esto no se condice con el vecino que dice que él salió detrás de ella.
Para el juez Daniel Muñoz, el fiscal saca “una errónea conclusión” respecto del indicio de presencia. A todo esto, peritajes descartaron manchas de sangre en la campera y en zapatillas de Medina. “Pudo haberlas lavado 100 veces”, dijo Giuliani.