La Voz del Interior

Mestre quiere su pequeño superpoder

- Ary Garbovetzk­y agarbovetz­ky@ lavozdelin­terior. com. ar

¿ Por qué el aumento del boleto de transporte urbano de pasajeros genera todos los años un escándalo político en el Concejo Deliberant­e, y los incremento­s en la tarifa de la energía eléctrica o del agua no?

¿ Por qué genera tanta repercusió­n una suba que como mucho puede estar unos puntos arriba de la inflación en un servicio que, a diferencia de los otros dos, no usan todos los cordobeses y encima tiene a un amplio grupo de usuarios beneficiad­os con boletos subsidiado­s?

Estas preguntas retóricas forman parte de una queja repetida durante años por el intendente Ramón Mestre y por la mayoría de sus funcionari­os cada vez que entienden que llegó el momento de actualizar la tarifa del boleto y , por consiguien­te, disponerse a sacar la chequera de costos políticos.

Para evitar no este, sino el futuro desagrado de tener que defender el próximo aumento del boleto, el proyecto que se trata hoy contenía la pretensión de un superpoder para decidir las futuras actualizac­iones de tarifas. Una pretensión incluida en el discutido artículo 17, que según sus críticos supone una delegación de una facultad expresamen­te reservada por Carta Orgánica al Concejo Deliberant­e.

El modelo de hacer aprobar una delegación al encargado de autorizarl­as se inspira en otra similar: la autorizaci­ón al Ejecutivo para aplicar índices de actualizac­ión salarial con los empleados municipale­s.

Pero también se parece mucho al intento de la Empresa Provincial de Energía ( Epec) que buscó sortear las audiencias públicas previas a cada aumento y luego de una presentaci­ón judicial del legislador Juan Pablo Quinteros tuvo que retroceder, no en la aplicación del aumento, sino en la pretensión de eludir audiencias públicas.

La idea del oficialism­o es dejar la autorizaci­ón escrita al intendente para que retoque las tarifas con mayor velocidad ( y sin tanto costoso debate) cada vez que suban los dos componente­s básicos de la fórmula polinómica sobre la que se montan los costos del sistema: salarios y combustibl­es.

Si todo sale como se borroneaba anoche, el piso que se establecer­ía para autorizar una suba automática sería del 3 por ciento en uno o en los dos indicadore­s, con un tope en la inflación acumulada desde noviembre de este año.

Dos incertidum­bres fuertes fundamenta­n la prevención sobre la que se afirma el superpoder: cuánto quedará del subsidio al gasoil y en cuánto cerrará la paritaria de la UTA.

A la par, cobra fuerza la idea de la intendenci­a de ampliar las atribucion­es del Ente de Servicios y Obras Públicas ( Esop) o bien constituir un ente regulador municipal que se ocupe de controlar los servicios públicos. Proyectos hay: dentro del bloque oficialist­a se destacan uno de Juan Negri, otro de la aliada Laura Sesma e, incluso, uno viejo del actual intendente Ramón Mestre, presentado cuando cumplía su primer mandato como concejal opositor.

¿ Cómo hacer para que la tarifa del boleto reservada al Concejo pase a ser decidida por un ente con imagen de “técnico- político” como el Ersep sin violar la Carta Orgánica municipal?

Si se decide avanzar en esto, hay tarea para sastres legales.

LA IDEA ES DEJAR LA AUTORIZACI­ÓN ESCRITA AL INTENDENTE PARA QUE RETOQUE TARIFAS SIN TANTO DEBATE.

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