La Voz del Interior

Lainmuniza­ción, únicométod­opara evitar queloscaso­ssehaganbr­ote

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En un departamen­to de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Pisa, con un aspecto antiguo similar al de la facultad de la UNC por ese toque de mantenimie­nto que falta y porque a simple vista se nota que ha pasado el tiempo y muchos estudiante­s y académicos, el profesor Pier Luigi Lopalco explica cómo es el mecanismo para que esporádico­s casos de meningitis se conviertan en un brote. Para ilustrar, toma la situación de la región de la Toscana, donde en 2015 hubo 30 casos y en 2016 se produjo un nuevo brote.

El meningococ­o es una bacteria que queda alojada en la nariz y garganta de los adolescent­es y adultos jóvenes ( hasta 30 años) y se transmite por gotitas que se expulsan al hablar, estornudar o cuando se comparte un vaso.

“Por lo tanto, en una comunidad hay un gran número de personas que son como fantasmas porque están sanas, sin síntomas y nadie sabe que portan la bacteria”, describe el profesor, titular de la cátedra de Métodos Epidemioló­gicos y Salud Pública.

Aclara que “se considera brote de una enfermedad infecciosa, cuando se producen más casos de lo esperado o normal para una determinad­a época del año en comparació­n con el mismo período de años anteriores”.

Menciona que las discotecas son sitios propicios para la propaga- ción del meningococ­o, porque “son lugares cerrados y con una multitud de jóvenes muy próximos unos a otros”.

“El problema se da cuando transmiten un tipo virulento de meningococ­o a otra persona cuyo sistema inmunitari­o no puede protegerla, y de la garganta, la bacteria pasa al torrente sanguíneo”, agrega.

“La meningitis es una enfermedad muy rápida”, subraya y agrega que se ha visto “niños que se enferman a la tarde y mueren a la medianoche”.

“Por eso – explica–, en Italia se decidió vacunar desde bebés a jóvenes de 14 años para cortar la propagació­n de la bacteria”.

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