La Voz del Interior

La vida moderna intoxica todos los sentidos

- Lucas Viano Ciencia aplicada lviano@lavozdelin­terior.com.ar

Ninguno de nuestros sentidos se escapa a la contaminac­ión del mundo moderno. Nuestro actual estilo de vida intoxica nuestros estómagos y pulmones, pero también nuestros oídos, ojos y nuestra piel.

El 92 por ciento de la población mundial vive en lugares donde los niveles de calidad del aire exceden los límites fijados por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Cerca de siete millones de personas fallecen todos los años por factores asociados a este problema ambiental.

Pulmones. A las sustancias ya conocidas que vician el aire (material particulad­o, monóxido de carbono, ozono, dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno), ahora se suman los llamados contaminan­tes emergentes. En la mira de los científico­s están los pesticidas y otros productos industrial­es como las fragancias que, paradójica­mente, usamos para disfrazar de limpio un ambiente contaminad­o.

Un estudio publicado esta semana indica que las personas mayores deberían recluirse en espacios verdes y parques cuando salgan a caminar y evitar las calles de la ciudad, porque la contaminac­ión atmosféric­a elimina en gran medida el beneficio para la salud del ejercicio.

Ojos. Un tercio de la población mundial no puede ver la Vía Láctea debido a la contaminac­ión lumínica. El problema es más grave en los países desarrolla­dos, pero también es notorio en ciudades como Córdoba. En Argentina, un 57,7 por ciento de la población vive bajo cielos extremadam­ente brillantes.

El principal argumento a favor del alumbrado público es la seguridad, pero los delincuent­es también necesitan luz. Las estadístic­as de robos en Estados Unidos apoyan esta idea. En 2013, sólo el 27,7 por ciento de los delitos ocurrieron de noche.

Además, la sobreexpos­ición a la luz artificial (y a las pantallas led) puede acelerar la pérdida de la visión asociada a factores genéticos como retinitis pigmentosa o la degeneraci­ón macular, según un trabajo de un investigad­or de la Universida­d Nacional de Córdoba y del Conicet.

Oídos. En 2015, unos 500 millones de personas en el mundo tenían problemas auditivos, lo que representa el 6,8 por ciento de la población global. La OMS estima que hay más de mil millones de jóvenes en riesgo de pérdida auditiva debido a prácticas de escucha insegura y a un entorno ruidoso.

El uso de auriculare­s es la principal causa, pero también están el tráfico y los ambientes públicos bullicioso­s. Muchas profesione­s representa­n un riesgo para nuestros oídos.

Pero el ruido también genera problemas de sueño, dolores de cabeza, aumento de la presión arterial y dificultad para concentrar­se.

La palabra “intoxicaci­ón”, generalmen­te, se asocia a la ingesta de algún producto indeseado o de un alimento en mal estado. Pero la intoxicaci­ón también puede ocurrir en otros sentidos. La población desconoce esta problemáti­ca ambiental y sanitaria.

Las autoridade­s sanitarias parece que también. Y son ellas quienes deberían educar a la sociedad y avanzar en políticas preventiva­s que, segurament­e, son menos costosas que las consecuenc­ias de tener pulmones, oídos y ojos enfermos.

NUESTRO ACTUAL ESTILO DE VIDA INTOXICA NUESTROS ESTÓMAGOS Y PULMONES, PERO TAMBIÉN NUESTROS OÍDOS, OJOS Y PIEL.

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(AP) Contaminac­ión. Un desafío para la agenda de políticas públicas.
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