El riesgo de no poder controlar el fuego Roberto Battaglino
La quema de campos fue una práctica extendida en nuestra zona pampeana y en las serranías. La idea era eliminar malezas, plagas y regenerar los suelos para tener mejores pasturas. Pero más de una vez, el fuego se salía del perímetro a “purificar”, se tornaba inmanejable y la magnitud de los daños dependía de la prontitud de la llegada de los bomberos. El límite entre lo beneficioso y lo perjudicial se transformaba en algo tan pero tan estrecho que tales prácticas no están autorizadas en la actualidad.
Hasta acá, el derrotero judicial de Cristina Fernández y los suyos le ha servido a Mauricio Macri como elemento de legitimación y como explicación de por qué su gestión aún no ha logrado dar algunas respuestas prometidas.
Pero el uso del fuego se aproximó demasiado al límite. El pedido de detención de la exmandataria invierte el escenario y lo deja al Presidente en situación de llamar a los bomberos.
Para ser sintéticos, Cristina acorralada política y judicialmente le sirve a Macri; Cristina presa se transforma en un impacto de tal magnitud que puede ser peligroso para la gestión de Cambiemos.
¿Quiénes serán los bomberos? Por ahora, los senadores. Los integrantes del bloque oficialista en la Cámara Alta ya avisaron que no habrá tratamiento veloz del pedido de desafuero y que lo empezarán a considerar en marzo.
¿Qué puede pasar de acá a marzo? Vendrán apelaciones a la prisión preventiva dictada por Claudio Bonadio y en la propia coalición gobernante no ven con malos ojos que alguna Cámara revierta la orden de detención, con lo cual el tratamiento del desafuero quedaría abstracto.
En Cambiemos dicen que ellos no manejan la Justicia, que eso hacía el kirchnerismo y que sólo salen a la luz parte de las cosas que se hicieron; en el kirchnerismo dicen exactamente lo mismo, pero al revés y aseguran que son objeto de persecución política por vía judicial.
En este esquema de posiciones bien antagónicas se resuelve una parte de la construcción de poder de Macri. El Presidente ha logrado respaldos en función de posicionarse como la antítesis de su antecesora.
Pero hay un elemento que en la Casa Rosada toman nota: Macri se va a ir explicando cada vez menos por Cristina. En algún momento, la evaluación ciudadana estará mucho más centrada en aciertos y errores de la actual gestión que en la comparación con la anterior.
Pero, por ahora, la flamante senadora nacional sigue siendo funcional.
El oficialismo sabe que si va presa corre riesgo de convertirla en mártir. Prefiere que se mantenga en su banca y que sectores de la sociedad la vean como una refugiada en fueros y privilegios parlamentarios como su par Carlos Menem.
Políticamente ya está aislada. Los gobernadores y algunos referentes del PJ la han conminado a tener bancadas minoritarias en ambas cámaras y no tiene otra referencia fuerte en su espacio que no sea ella. Obviamente que no es menor lo que tiene.
Viene de sacar tres millones de votos en la provincia de Buenos Aires, que son bien propios.
Justamente, ese posicionamiento hace que no sea lo mismo el tratamiento de su desafuero del que tuvo Julio De Vido, el otrora el poderoso decisor de la obra pública en Argentina.
Porque no es lo mismo un exministro, por más influencia que haya acumulado, que una expresidenta, jefa de un espacio político y con algún caudal de votos aún.
CRISTINA ACORRALADA LE SIRVE A MACRI; CRISTINA PRESA PUEDE TENER UN IMPACTO PELIGROSO PARA LA GESTIÓN DE CAMBIEMOS.