Campeones mundiales de entrevistas rentadas
Ocurre cada cuatro años. Los campeonatos mundiales ponen en movimiento una maquinaria periodística, que arranca varios meses antes del inicio del torneo. Por estos días, una cadena televisiva inglesa desembarcó en el país para hacer un documental del Mundial ’78, luego de haber pasado por Brasil, donde recrearon la historia de las conquistas de aquel país.
Claro está que toda producción insume costos, pero los británicos quedaron espantados cuando comenzaron a sondear a los “invitados” a participar de las entrevistas sobre el primer título argentino. “Son cuatro mil euros por 15 minutos y las preguntas las elijo yo”, fue la respuesta de uno de los integrantes del equipo que conducía César Menotti. Y el cachet, con mayor o menor nivel de exigencia, se repitió con casi todos los campeones. Así, la previsión presupuestaria de los visitantes, quedó desbordada en el primer sondeo.
¿Está bien o mal cobrarle a quien promociona tu figura o tu conquista? La respuesta divide aguas, pero la realidad marca que la nota rentada es una práctica habitual muy extendida en el mundo del deporte.
En el fútbol, el alemán Güther Netzer fue un pionero en la materia, pero se extendió a partir de que el holandés Johan Cruyff la utilizó de manera inflexible.
En 1972, la revista El Gráfico pretendió entrevistar al mágico futbolista naranja y se sorprendió cuando, a la hora pactada, el agente del jugador les quiso cobrar 1.200 dólares por media hora y cinco fotos. “En Argentina las entrevistas no se cobran, se conceden”, fue la respuesta del periodista. “A nosotros no nos interesa la forma de actuar de los latinoamericanos. Si les falta viveza es cosa de ustedes”, le comentó antes de dar por cancelada la nota.
Obviamente que los tiempos cambiaron. Por eso ahora los ingleses chocan ante las exigencias de quienes en su época de futbolistas no exigían pago alguno. Pero el móvil del pedido de dinero por parte de los campeones del ’78, excede el sentido comer- cial. Y hasta podría decirse que el afán económico es secundario.
Quienes levantaron la primera copa del mundo para Argentina están cansados de entrevistas donde se habla más de política que de fútbol. Están hartos de quedar a la defensiva para poder presumir de su conquista. Porque siempre será “más vendible” sostener que el Mundial ’78 estuvo arreglado de antemano por una junta militar capaz de cualquier atrocidad, a destacar el esfuerzo realizado por el plantel durante cuatro años para alcanzar la cima.
Estos campeones sienten que les arrebataron parte de su gloria para integrarlos arbitrariamente al combo maléfico de la dictadura genocida. Y ante esa realidad cruel e injusta, el pedido monetario es, sobre todas las cosas, un ejercicio de revancha.
LOS MUNDIALISTAS DEL ‘78 COTIZAN ALTO PARA EXPONERSE A UN CUESTIONARIO DONDE LA SOMBRA DE LA DUDA ESTÁ SIEMPRE PRESENTE.