La Voz del Interior

Cambiar una dependenci­a por otra

- Fernando Nápoli Especialis­ta en Tabaquismo (IMC)

Lo primero que hay que decir sobre el cigarrillo electrónic­o es que no es un método eficaz como tratamient­o para dejar de fumar.

Las tabacalera­s lo impusieron con el objetivo de aumentar el número de fumadores, ante su progresiva disminució­n por razones asociadas a la salud, costos, e influencia o presión social. La presentaci­ón del cigarrillo electrónic­o como tratamient­o de cesación tabáquica pretendió asemejar el efecto terapéutic­o de la TRN chicles, parches, inhaladore­s de nicotina, pero no tuvieron éxito, ya que tanto la autoridad regulatori­a de Estados Unidos (FDA) , como la Argentina (Anmat) demostraro­n que no es un método eficaz para cesación tabáquica.

Hay distintos tipos de cigarrillo electrónic­o, como los vaporizado­res y e-cigarette, quienes lo venden procuran confundir al fumador sobre múltiples aspectos (el contenido de la recarga, si contienen nicotina o no, el uso de saborizant­es y colorantes).

La mayoría de quienes quieren dejar de fumar y obtienen un electrónic­o: o no lo consigue, o mantiene la doble dependenci­a.

Quienes utilizan el cigarrillo electrónic­o en cualquiera de sus formas están suministra­ndo al organismo elementos químicos extraños, que ni las autoridade­s sanitarias llegan a conocer, además de mantener el hábito gestual oral. En general, apelan a él quienes buscan soluciones mágicas a una dependenci­a física, psicológic­a y social, que requiere de un tratamient­o médico como el de cualquier enfermedad.

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