La Voz del Interior

Atentado fallido revive el fantasma del terrorismo en el centro de Nueva York

El explosivo casero, que portaba un joven de 27 años de origen bangladesí, estalló en un túnel comunicant­e entre líneas de subtes. Una simpatía con el Estado Islámico o la réplica a los ataques israelíes en Gaza, presuntos móviles.

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Pudo haber sido una tragedia que habría engrosado la marca de heridas letales de los últimos años por el terrorismo a la más cosmopolit­a y multicultu­ral de las ciudades de Estados Unidos.

Pero la bomba casera que portaba consigo un joven bangladesí de 27 años no detonó de la manera esperada por su autor, quien acabó como el más afectado por un estallido que causó lesiones menores a otras tres personas.

Sin embargo, la explosión ocurrida ayer en una hora pico en el túnel que miles de personas transitan a diario para hacer combinacio­nes entre distintas líneas de subterráne­os y una estación de ómnibus cercana fue suficiente para reinstalar el pánico y la confusión en pleno Manhattan.

La posibilida­d de que un individuo ingresara en esa zona con una suerte de chaleco explosivo, por precario que fuera, replanteó interrogan­tes que rápidament­e se transforma­ron en reclamos para extremar las medidas de seguridad. Otras dudas derivaron, con el correr de las horas, hacia las posibles conexiones internas del autor y sobre sus motivacion­es para perpetrar lo que las autoridade­s neoyorquin­as calificaro­n como “intento de atentado terrorista”.

Una de las versiones apuntó a que el portador del explosivo casero había fabricado la bomba siguiendo instruccio­nes en Internet, en sitios que difunden propaganda y proclamas del Estado Islámico. Pero también algunos medios, como la cadena CNN, indicaron que al ser interrogad­o por la Policía, el joven identifica­do como Akayed Ullah dijo que actuó como represalia por los bombardeos y ataques de Israel en la Franja de Gaza. De confirmars­e esta versión, sería la primera derivación

en Estados Unidos de la escalada violenta que siguió en Medio Oriente a la declaració­n del miércoles pasado del presidente norteameri­cano, Donald Trump. Ese día, el magnate reconoció a Jerusalén como capital de Israel y anunció que la Embajada de su país se trasladará desde Tel Aviv a esa ciudad.

En cualquier caso, la evacuación de pasajeros y el despliegue policial y de servicios de emergencia de la mañana de ayer recordaron a los neoyorquin­os otros momentos de zozobra recientes.

“Seamos claros: fue un intento de ataque terrorista. Gracias a Dios, el responsabl­e no logró sus objetivos finales”, afirmó el alcalde de Nueva York, el demócrata Bill De Blasio, en una rueda de prensa junto a otros funcionari­os de la ciudad. “Nuestras fuerzas estuvieron allí rápidament­e y las únicas lesiones que conocemos ahora son menores”, agregó.

No quedó del todo claro si el atacante quiso detonar la bomba y su mecanismo falló o si se activó de forma prematura por error. Lo que sí aseguraron las autoridade­s es que el joven bangladesí quería cometer un atentado y que la explosión sacudió el pasillo a las 7.20 de mañana (9.20 de Argentina), cuando cientos de personas caminaban por allí en busca de conexiones de transporte o para llegar a sus trabajos en el corazón de Manhattan.

El último ataque que había sacudido a Nueva York ocurrió hace menos de dos meses cuando un hombre uzbeko de 29 años atropelló y mató a ocho personas, entre ellas cinco rosarinos, cerca de donde antes se levantaban las Torres Gemelas. Sin embargo, el subterráne­o neoyorquin­o no había sido objeto de un atentado desde hacía más de 20 años. La última vez que una bomba explotó en la red de subterráne­os fue en 1994 y dejó casi 50 heridos.

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(AP) Despliegue inmediato. Fuerzas de seguridad y servicios de emergencia, junto al lugar de la explosión.
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