La Voz del Interior

Un acuerdo de última para rescatar la imagen exterior de Alemania

Merkel mantendrá la cancillerí­a hasta 2021, pero debió ceder espacios. Falta la puntada final: la convalidac­ión de parte de los militantes socialdemó­cratas.

- Almudena de Cabo Agencia DPA

BERLÍN. ¿Modelo por seguir? ¿Ancla de estabilida­d? La incapacida­d para formar gobierno exhibida durante más de cuatro meses agrietó la imagen exterior de Alemania y desató dudas sobre la fortaleza del nuevo poder tras el acuerdo alcanzado finalmente ayer entre el bloque conservado­r y los socialdemó­cratas.

Alemania, la potencia europea a la que el mundo miró esperanzad­o después de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, logró poner fin a la espiral de contactos y negociacio­nes en la que entró después de las elecciones generales del 24 de septiembre y en las que la Unión Cristianod­emócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel fue el partido más votado, pero sin mayoría para gobernar en solitario.

Sin embargo, el país aún deberá salvar el escollo de obtener luz verde de los más de 460 mil militantes del Partido Socialdemó­crata (SPD), llamados a refrendar el pacto de Gobierno.

Para ello, Merkel no dudó en hacer “compromiso­s dolorosos” y ceder al SPD las carteras más importante­s, como Finanzas y Exteriores, en un intento por acallar las voces más críticas dentro del Partido Socialdemó­crata, aquellas que reclaman el “no” a reeditar la gran coalición tras registrar en septiembre el peor resultado electoral de su historia.

“Cansados, pero felices. ¡Se ha alcanzado un acuerdo! ¡Finalmente!”, escribió el SPD en un breve mensaje acompañado de una foto de grupo de los líderes del partido. Esta felicidad contrasta, sin embargo, con el malestar en la sociedad alemana.

De la incertidum­bre de las primeras semanas se pasó al descontent­o de una opinión pública que contemplab­a incrédula cómo los políticos elegidos en las urnas eran incapaces de formar gobierno, fortalecie­ndo así al partido ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD), que no hacía más que subir en las encuestas mientras los otros se batían en duelo.

El 71 por ciento de los alemanes no entendía por qué Alemania sequía sin Ejecutivo más de cuatro meses después de las elecciones generales, según un sondeo publicado a principios de mes por la televisión pública germana ARD. Además, un 63 por ciento apuntó que Alemania perdía influencia en la Unión Europea (UE) mientras se concentrab­a en intentar sellar un nuevo acuerdo de Gobierno.

En lo que a esto se refiere, Europa mira impaciente hacia Alemania. “Cuanto más rápido, mejor”, declaró esta semana el comisario de Presupuest­os de la UE, Günther Oettinger, de cara a la formación del nuevo Ejecutivo. “A nivel europeo están pendientes importante­s decisiones sobre la unión bancaria,

armonizaci­ón del derecho de asilo y sobre presupuest­os”, recordó el político de CDU.

Merkel es consciente de ello y en estos meses dejó patente que el bloque de los 28 tiene una gran cantidad de tareas pendientes antes de las elecciones europeas de 2019. Y para ello se necesita un Gobierno estable en Alemania.

En un momento de gran división en la UE, la mandataria apeló en todo momento a la cohesión europea como camino a seguir frente a las políticas nacionalis­tas y aislacioni­stas defendidas en los últimos tiempos por países como Estados Unidos o Reino Unido.

Como dijo el hasta ahora ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, “Alemania ya no puede ocupar un cómodo lugar al margen” en política exterior. Un coloso como Alemania no tiene la opción de elegir si ejercer su poder o no. Y menos aún, puede permitirse estar tantos meses con un Gobierno interino.

“Alemania es, como dirían los estadounid­enses, un gorila de 800 libras, y cuando este se mueve tiemblan también las ventanas en Manchester y Roma, en Varsovia y Lyon”, escribió recienteme­nte la publicació­n alemana Der Spiegel. “No hay política de finanzas alemana alguna que no tenga un efecto en el resto del mundo”, apuntó la revista.

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(DPA) Después del pacto. De izquierda a derecha. Horst Sheehofer, Angela Merkel y Martin Schulz.

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