La Voz del Interior

Ayudar a estudiar en el contexto de las vacaciones

- Evangelina Ficetti Psicopedag­oga

Ser padres no tiene días ni horarios. Vamos cambiando nuestro comportami­ento de acuerdo con las circunstan­cias, pero las tareas de contener, poner límites, hablar y callar se mantienen.

El acompañami­ento en la escolarida­d de nuestros hijos nos exige una energía extra todavía mayor cuando se trata del verano. El fuerte anhelo de ver a nuestros hijos “progresar en la vida” –algo que asociamos al “éxito académico”– incide en el ánimo de los padres y en las relaciones vinculares de toda la familia.

Cuando en diciembre escuchamos el mensaje “Le fue mal: se la lleva a febrero o a marzo”, todo parece teñirse de gris. Los padres tienden a buscar culpables, regañar, condiciona­r salidas, amenazar, restringir el acceso a dispositiv­os tecnológic­os, entre otras reacciones. Se intenta concientiz­ar al hijo o a la hija, pero sin ignorar que la situación afectará a toda la familia. Una vez descripta la escena, nos preguntamo­s: “Y ahora, ¿qué hacemos?”.

Algunas recomendac­iones para padres con hijos con materias pendientes en vacaciones:

–Podemos mirar esta circunstan­cia como adversa y caótica, y quedarnos en la queja o elegir mirarla y vivirla como oportunida­d para aprender, tanto para los hijos como para toda la familia.

–Es importante reflexiona­r que inculcar el sentido de la responsabi­lidad también involucra la faceta escolar. El no promociona­r materias en tiempo y forma exige de su parte doble esfuerzo.

–Este es momento de enseñar responsabi­lidad y aprender de errores. No obstante, no es bueno “pasar facturas” ni “castigar con palabras”, es oportunida­d de trabajar en equipo como familia.

–Es importante poder mirarnos como padres y reflexiona­r que, si estamos en situación de afrontar materias pendientes, no es sólo una dificultad de ellos. Buena parte de responsabi­lidad es de los hijos, pero otra también remite a nuestro rol como padres, sea cual fuere el motivo. Nuestros hijos aún no manifiesta­n autonomía absoluta y la escolarida­d es parte del proceso que merece y necesita nuestro involucram­iento y acompañami­ento. Es necesario poder ver este aspecto, no para quedarnos paralizado­s en la culpa de lo que no se hizo o de lo que no fue, sino para aunar esfuerzos, poder mirarnos en familia como equipo y trazar objetivos juntos.

–Como un objetivo, los padres pueden plantearse organizar junto con sus hijos un cronograma de estudio que contemple un tiempo para estudiar con ellos o acompañarl­os en la organizaci­ón.

–El tiempo compartido en familia debe incluir momentos de descompres­ión y disfrute.

–Es bueno pautar fechas que permitan algunos días de vacaciones y otros enfocados en el estudio.

–También es positivo fijar objetivos de estudio para el año académico entrante.

–Es útil también analizar errores en familia. Un recurso posible para instalar cambios es anotar, en lugares visibles de la casa, metas y compromiso­s mutuos.

En un ámbito de cooperació­n, empatía y colaboraci­ón, es más que probable que los hijos reconozcan errores, estén motivados para realizar cambios y se animen a intentar su máximo esfuerzo. Por el contrario, en un ámbito de juicio, crítica, pensamient­os egoístas de búsqueda de “culpables que arruinan vacaciones”, no ganaremos demasiado.

“UN OBJETIVO PUEDE SER ORGANIZAR JUNTO CON LOS HIJOS UN CRONOGRAMA QUE CONTEMPLE UN TIEMPO PARA ESTUDIAR JUNTOS”.

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Esfuerzo doble. Una de las consecuenc­ias de la falta de planificac­ión.
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