Pérez Volpin: estudian fallas en endoscopia
“Estoy absolutamente satisfecho con el trabajo que venimos haciendo. No tengo ninguna pretensión y preferiría no repetir”, aseguró ayer Hugo Juri a La Voz desde su gira por Europa, donde se encuentra gestionando diversos convenios académicos.
Las declaraciones del rector de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) sorprendieron en parte a la comunidad universitaria. Lo que era un secreto a voces sobre su continuidad, finalmente se confirmó públicamente: no irá por la reelección en 2019. Sus palabras precipitaron la discusión sobre la sucesión en la UNC, que recién se despereza del receso estival y que tiene en la cabeza los festejos por el Centenario de la Reforma.
Los alcances de la primera elección directa le agregan otra incógnita a este escenario de sucesión. Máxime cuando la mayoría del espectro universitario coincide en que Juri sería el candidato con mayor consenso para convertirse en el primer rector posreforma política. “Gana con la fusta bajo el brazo”, ejemplifican conocedores de la política universitaria.
“Tengo la certeza de que la Universidad está lo suficientemente madura como para dejar la responsabilidad en gente más joven”, agregó el rector.
Borrador de candidatos
En el borrador de la lista de rectorables hay por lo menos tres nombres claros y uno un poco más opaco. El decano de Agronomía, Juan Marcelo Conrero, y su par de Ciencias Económicas, Jhon Boretto, son las dos espadas fuertes que tiene la Franja Morada para disputar el Rectorado. No obstante, ambos deberían saldar una compleja interna antes de que uno sea ungido candidato.
En la oposición emergen otros dos espacios. Por un lado, Patricia Altamirano, exdecana de Psicología, quien tiene vocación de construir un espacio sólido de cara al 2019, aunque primero debería ganar en su propia facultad. En principio, no tendría mayores dificultades en conseguirlo.
El sector más grande de la oposición, otrora identificado con el kirchnerismo, pero ahora con una base más amplia, tendrá que elegir a un contendiente. Por el ala moderada surge la figura de Gustavo Chiabrando (Ciencias Químicas), mientras que el ala combativa tie- ne a Diego Tatian (Filosofía) como su máxima referencia. Desde el entorno de Francisco Tamarit, actual funcionario de la gestión, descartaron que pueda buscar la revancha de 2016.
La incógnita sobre el futuro de Juri abre lugar a múltiples hipótesis. Si los aspirantes radicales que impulsaron su candidatura en 2016 lograsen un acuerdo y llegasen con buenas chances a la elección, sería probable que el actual rector deje su lugar. Si no hay certezas de triunfo, la opción volvería a ser Juri. Vale recordar que el rector declinó varias veces los ofrecimientos para convertirse en candidato en la última elección.
Elección histórica
La de 2019 será una elección histórica. Por primera vez, un rector asumirá mediante voto directo. El sistema deja atrás la vieja “rosca”, pero abre un enigma: cómo se comportará el electorado. La prueba de mayo (el 17 se eligen decanos en siete facultades y consejeros y consiliarios) será vital para ver este desempeño. Interesados en suceder a Juri medirán con sumo cuidado las tendencias y el manejo de las redes sociales.
Con la elección directa ya no será posible ganar con “votos propios”. Los candidatos tendrán que conquistar voluntades tras las líneas de las facultades opositoras y expandir su órbita de influencia. Además la participación de los egresados podría masificarse.
El Consejo Superior aún tiene que aprobar el reglamento electoral. Todo indica que tomará como base el que rige la elección de decanos. Cada candidato tendrá que explicitar su voluntad 30 días antes de la elección. Un golpe a las especulaciones de última hora.
La posibilidad de que la política extraclaustros se sumerja en la Universidad existe, sobre todo si se tiene en cuenta que en 2019 se elegirán intendente, gobernador y presidente. Si la elección es en mayo, podría convertirse en un anticipo del resto del calendario.
La legisladora porteña y periodista Débora Pérez Volpin habría sufrido una mediastinis, una inflamación e irritación en el mediastino, que es el espacio medio de la caja torácica, entre las dos pleuras, la columna vertebral y el esternón. En el organismo, el mediastino está ubicado en la zona frontal del tórax, en el área que separa los pulmones. Ahí se encuentran el corazón, grandes vasos sanguíneos, la tráquea, la glándula timo y el esófago.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la mediastinis suele ser consecuencia de una infección que puede presentarse en forma súbita, como consecuencia de una endoscopia superior o una cirugía de tórax.
De acuerdo con lo que trascendió tras la autopsia, el cuerpo de Pérez Volpin exhibía múltiples cortes y perforaciones en el estómago y el esófago. Es por ello que cobró fuerza la hipótesis de una mala praxis: el operador del endoscopio habría perforado el esófago, lo cual generó que el mediastino se llenara de aire y se produjera la parada cardíaca.
En el análisis del cuerpo intervinieron los forenses y peritos Fernando Trezza, Roberto Víctor Cohen y Héctor Nicolás Papagni (por parte de la Morgue Judicial), Luis Mario Ginesín (decano del Cuerpo Médico Forense). Además, participaron dos profesionales por parte de la familia de Pérez Volpin, dos por la anestesista que participó en la endoscopia, Nélida Puente, y uno por el Sanatorio de La Trinidad.
El viernes de la semana próxima estará listo un informe toxicológico, que permitirá determinar si la anestesia afectó la salud de la periodista.
El CD de la endoscopia, un estudio por imágenes que se registra en un soporte físico, permitirá sumar evidencias a los resultados de la autopsia.
En tanto, según aseveró el abogado de la médica anestesióloga, Eduardo Gerome, el informe de la autopsia permitiría descartar “que la muerte tenga que ver con la anestesia”. “En principio, no se descubrió ningún error en materia anestésica”, afirmó el letrado.