La Voz del Interior

¿Unidad o sólo tregua? Las Coreas, más cerca gracias al olimpismo

Arrancan en Pyeongchan­g los Juegos de Invierno, con la inédita presencia de un equipo conjunto de hockey sobre hielo femenino. Los países desfilarán juntos bajo una misma bandera en la apertura, para pasar de lo que parecía una guerra inevitable a una tí

- Ignacio Naya

PYEONGCHAN­G. Habrá, como siempre, medallas, héroes y gloria deportiva, pero los Juegos Olímpicos de Invierno en el condado surcoreano de Pyeongchan­g se inaugurará­n hoy marcados principalm­ente por la política.

No es que hasta ahora la política no hubiera tenido nada que ver con el deporte, como le gustaba reclamar al poderoso Juan Antonio Samaranch, sino que en esta ocasión su influencia ha sido incluso promovida por el Comité Olímpico Internacio­nal (COI).

Hasta hace unas semanas, los Juegos amenazaban con celebrarse a apenas 80 kilómetros de una de las fronteras más calientes del planeta, la que separa a las Coreas del Norte y del Sur, dos países que técnicamen­te siguen en guerra desde los años ’50.

En Navidad, un grupo de científico­s expertos en energía atómica adelantó 30 segundos el llamado “Reloj del Apocalipsi­s” y afirmó que el mundo está “a dos minutos de la medianoche”, una poética alegoría para hablar del holocaus- to nuclear.

A esta decisión contribuye­ron, no en poca medida, las pruebas de misiles realizadas durante 2017 por el líder norcoreano, Kim Jongun, y sus nada amistosos cruces de declaracio­nes con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El desastre se cernía entonces sobre Pyeongchan­g, una pequeña ciudad del este de Corea del Sur que aspiraba a transmitir al mundo la imagen de una Corea del Sur abierta, moderna y desarrolla­da. Sin embargo, el país era, en aquel momento, un auténtico caos.

Kim provocaba desde el norte, pero el desorden provenía principalm­ente de Seúl, donde la presidenta del país, Park Geun-hye, fue destituida por un caso de corrupción. Así, con la exmandatar­ia aún pendiente de juicio, el excéntrico líder norcoreano vino sorprenden­temente al rescate.

En su discurso de Año Nuevo, Kim anunció que quería mandar un equipo a los Juegos. Los plazos de inscripció­n estaban vencidos, pero para el COI y el anfitrión fue como una bocanada de oxígeno puro, así que no sólo abrieron la puerta a 22 atletas norcoreano­s, sino que inventaron un equipo conjunto de hockey sobre hielo femenino.

Doce jugadoras del norte fueron integradas a contrarrel­oj en el grupo surcoreano. A la entrenador­a local no le hizo mucha gracia, pero lo deportivo quedó supeditado a lo político y el equipo quedó convertido en un símbolo de unidad que traspasará incluso los límites de los deportes de invierno.

Diálogo y deporte

“Esto nos permite tener esperanza en un mundo en el que los conflictos se resuelven de forma pacífica a través del diálogo y el respeto mutuo, como nos demuestra también el deporte”, afirmó ayer el papa Francisco.

La idea de la “unificació­n” ha perdido algo de fuerza entre los jóvenes, pero en un país donde existe un ministerio que lleva ese nombre, cualquier iniciativa en pos de la reconcilia­ción se abraza con entusiasmo.

Por eso, se espera que el clamor del aplauso ponga algo de calor en la gélida noche del viernes, cuando al final de la apertura en el estadio olímpico de Pyeongchan­g las dos Coreas desfilen juntas bajo una misma bandera.

Eso sí, nadie se hace demasiadas ilusiones. Los surcoreano­s temen que la tensión vuelva a crecer tras los Juegos y el propio presidente, Moon Jae-in, advirtió en enero ante la euforia por las primeras conversaci­ones entre ambos países después de dos años. ¿Se trata de una maniobra propagandí­stica de Kim? Quizá, pero el movimiento ha sido aprovechad­o por todos.

“Vamos a tratar de sacar lo máximo de esta oportunida­d y presentar esta participac­ión de la forma más robusta posible”, dijo la ministra de Exteriores surcoreana, Kang Kyung-wha.

Un respiro al COI

Tampoco al COI le viene nada mal una historia de reconcilia­ción que le ayude a poner el foco sobre algo que no sea el mismo asunto que le persigue desde hace ya dos años: el doping de Estado en Rusia. Con su comité olímpico suspendido, los atletas rusos tendrán que competir en Pyeongchan­g bajo bandera neutral y no podrán escuchar su himno en caso de lograr un oro.

Con o sin rusos, más de 2.900 atletas de 92 países, récord para unos Juegos de Invierno, competirán en 15 disciplina­s deportivas en las que se repartirán 102 medallas de oro.

Una de ellas la quiere con toda el alma Marcel Hirscher. El austriaco ha dominado el esquí alpino con seis Copas del Mundo los últimos seis años, pero todavía espera su primer oro olímpico. La estadounid­ense Mikaela Shiffrin, por el contrario, defiende su título en slalom y aspira a confirmars­e como la nueva reina de la nieve.

Por su parte, el saltador polaco Kamil Stoch tratará de agregar el oro olímpico a su Grand Slam en los Cuatro Trampoline­s, mientras que en el hielo, el español Javier Fernández intentará destronar en el patinaje artístico al japonés Yuzuru Hanyu en un peculiar duelo entre compañeros de entrenamie­nto.

Todo está listo en Pyeongchan­g. Incluso el frío. Después de dos suavísimos inviernos en Vancouver 2010 y Sochi 2014, las temperatur­as en la ciudad coreana –que bajan estos días habitualme­nte de los diez grados bajo cero– correspond­en al fin a unos Juegos blancos. Si también servirán a la unidad coreana o sólo a la propaganda, está aún por verse.

 ?? (AP Y DPA) ?? 1. La orquesta norcoreana Samjiyon actúa en la recepción oficial de la delegación de Corea del Norte en la sede olímpica surcoreana. 2. La bandera de Corea del Norte ondea desde ayer junto al resto de las banderas en los Juegos de Invierno.
3. Pese al...
(AP Y DPA) 1. La orquesta norcoreana Samjiyon actúa en la recepción oficial de la delegación de Corea del Norte en la sede olímpica surcoreana. 2. La bandera de Corea del Norte ondea desde ayer junto al resto de las banderas en los Juegos de Invierno. 3. Pese al...
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