La Voz del Interior

El Hospital de Niños ya registró 26 casos de maltrato en 2018

De los pacientes pediátrico­s atendidos en ese centro de salud en los primeros 70 días del año, el 62% tiene entre 1 y 36 meses. En 2017, el equipo multidisci­plinario del establecim­iento atendió 140 casos.

- Laura Giubergia lgiubergia@lavozdelin­terior.com.ar

Conmoción. Bronca. Tristeza. Ira. Algunos de los sentimient­os que despiertan noticias tan lamentable­s –y evitables– como la muerte de Martina, una beba de apenas seis meses oriunda de la localidad de Anisacate, tras una supuesta golpiza por la que están detenidos e imputados sus progenitor­es.

“La modalidad más habitual que recibimos es la del maltrato físico, desde golpes y lesiones hasta severas negligenci­as en el cuidado; y la edad más frecuente es desde un mes hasta los 3 años”, explica Alicia Zamarbide, trabajador­a social e integrante del Programa de Maltrato Infantil del Hospital de Niños, que funciona desde 2004.

“A medida que son más grandes, a partir de los 6 o los 7 años, predomina la violencia sexual: hay desde casos de toqueteo hasta otros de penetració­n”, precisa la profesiona­l, trazando algunas caracterís­ticas de las modalidade­s más repetidas de vulneració­n a los derechos de los niños que llegan al hospital.

El caso de Martina engrosa la lista de 26 casos con diagnóstic­o de maltrato confirmado que atendió el equipo multidisci­plinario en los primeros 70 días de 2018. De esos 26, un 62 por ciento (15 casos) tuvo a pequeños de entre uno y 36 meses de edad como víctimas. Martina engrosa, también, ese porcentaje.

En 2017 el programa compuesto –además– por profesiona­les médicos y por psicólogos intervino en 140 casos similares, mientras que en 2016 habían sido 118. “Generalmen­te, oscilamos entre 140 y 150 casos por año, aunque hemos llegado a atender 200”, describe.

Zamarbide apunta que la problemáti­ca de maltrato infantil atraviesa los diferentes estratos sociales, aunque precisa que es en los hospitales públicos donde están más avanzados los protocolos para hacer un diagnóstic­o diferencia­do.

Acerca de las posibilida­des de prevención, la profesiona­l considera que hay que estar atentos a indicadore­s. “En los bebés, el cuerpo y el estado psicológic­o nos hablan de lo que les está pasando, pues no pueden hablar. A veces, hay lesiones visibles; otras, retrasos en el desarrollo, por la falta de cuidado o de vínculo”, detalla.

La evaluación que se le hizo a Martina cuando ingresó al Hospital de Niños arrojó, además de las graves lesiones en el cráneo y otras contusione­s, una fractura en el húmero izquierdo “que ya presentaba callo óseo”, indicó el director, Luciano Parietti. Esa callosidad confirma que la lesión en el brazo tenía cierta antigüedad.

“No podemos saber si esa lesión

fue atendida por algún profesiona­l antes, porque el hecho de que los centros de salud no estén conectados posibilita a los padres que circulen por diferentes hospitales y que no haya una única histórica clínica. De ahí la importanci­a de concientiz­ar a los profesiona­les que toman contacto con los niños, sean médicos, docentes u otros”, apunta Zamarbide.

En el interior de la provincia, sin contar el departamen­to Capital, la Secretaría de Niñez, Adolescenc­ia y Familia (Senaf) recibió el año pasado 5.093 demandas de intervenci­ón, el 40% de los requerimie­ntos por casos de violencia familiar. El 28% fue por problemas vinculares; el 21%, por falta de cuidados parentales o negligenci­as, y un 5%, por casos de abuso sexual, según precisó a este diario Luis Gerchunoff, director de Desarrollo Regional de Senaf.

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