Buscan a cómplices del asesinato de María Eugenia
Hallaron dos perfiles genéticos en guantes encontrados en el lugar donde fue ultimada en 2017 la vecina de Jesús María. Por el crimen de Cadamuro, está detenido su hijo. Ahora investigan a un amigo del muchacho.
Adías de cumplirse el primer asesinato de María Eugenia Cadamuro (46), una noticia sacudió el polvo del voluminoso expediente: el laboratorio forense halló dos perfiles genéticos –uno masculino y otro por determinar– en unos guantes que estaban en el mismo lugar donde fue enterrado el cuerpo. Hasta ahora, el único imputado y detenido es Jeremías Sanz (21), hijo de la mujer, acusado de la supuesta autoría material del crimen.
Con el resultado de genética forense, los fiscales subrogantes a cargo de la sede judicial de Jesús María (Martín Berger y Martín Bertone) decidieron citar a Sanz y a su amigo Nicolás Rizzi.
Rizzi debe presentarse en los laboratorios de genética forense en las próximas horas para un hisopado del que extraerán la muestra para determinar su perfil genético. Cuando esté listo el resultado, se lo cotejará con el ADN encontrado en los guantes.
La misma notificación corrió para su amigo Sanz.
La mujer desapareció de Jesús María el 15 de marzo de 2017. Tres meses después, fue hallada asesinada y enterrada en un campo de la localidad de Villa Gutiérrez.
Al momento de la desaparición de Cadamuro, Rizzi y Sanz compartían una vivienda en Sinsacate y era habitual verlos juntos gran parte del tiempo. Fotos en redes sociales atestiguan esa relación estrecha entre ambos.
Rizzi aportó a la investigación del primer momento una coartada respecto del derrotero que siguieron aquel 15 de marzo, fecha en que la mujer fue vista por última vez, antes de que su amigo resultara imputado.
Lo curioso es que, aunque había sido apuntado como sospechoso por el entonces fiscal a cargo de la de la causa (José Almeida), Rizzi nunca fue citado a declarar ni tampoco fue imputado formalmente.
Sin embargo, sí fue notificado en su momento de que figuraba como sospechoso y de que podía nombrar a un abogado.
Ahora, desde la fiscalía se confirmó que lo siguen investigando y se lo citó como sospechoso.
En la lista de personas sospechadas por el crimen también figuran familiares directos y políticos de Sanz, personas con quienes tiene relación laboral y otros amigos.
No se descarta que vayan siendo citados de acuerdo con el avance de la causa y del cotejo de los perfiles genéticos.
Cada determinación de perfil genético demorará algunos meses, según les explicaron desde el laboratorio de genética a los fiscales.
El hijo seguirá preso
La fiscalía considera que tiene suficiente y abultada prueba contra Jeremías Sanz y que la coincidencia o no con el perfil de los guantes no añade ni resta en su causa. La prueba está compuesta de testimonios varios, objetos personales y hasta datos de teléfonos celulares que ubican al joven junto a su madre al momento del secuestro y de la muerte.
Lo que sí cambia es la confirmación de que en el caso hubo cómplices, al menos en el enterramiento y ocultamiento, como así también el hecho a priori de que algunos sospechosos habrían incurrido en el delito de falso testimonio.
La tarea ahora es determinar si hubo uno o varios cómplices.
La desaparición de “Maru” Cadamuro fue denunciada recién el 16 de marzo de 2017. Dijo que iba a ir a un asado y nunca llegó.
Su cuerpo fue hallado enterrado unos 90 días después en un campo sobre la ruta 60, en Villa Gutiérrez, debajo de un árbol, a 1,50 metros de profundidad. El cuerpo estaba dentro de dos bolsas de consorcio y tapado con mantas.
Junto al cuerpo había cartuchos calibre 16, vestimenta y un cubrecamas del hijo, y dos pares de guantes, entre otros objetos.
Violencia de género. Jeremías Sanz está imputado por homicidio calificado por el vínculo y por violencia de género. En caso de condena, recibiría cadena perpetua.