La Voz del Interior

La salida al mar que busca Bolivia

- Marta Guerreño López* * Titular de la Red Nacional de Líderes Migrantes

El Acta o Abrazo de Charaña, que suscribier­on el 8 de febrero de 1975 los entonces gobernante­s de Bolivia y Chile, generales Hugo Banzer y Augusto Pinochet, permitió el restableci­miento de las relaciones diplomátic­as boliviano-chilenas, suspendida­s en 1962, y el diseño de una propuesta para solucionar la mediterran­eidad de Bolivia. Esta se originó tras la derrota del país en la Guerra del Pacífico y la posterior firma del Tratado de Paz y Amistad de 1904.

El Gobierno chileno propuso un canje territoria­l: la cesión de una franja de terreno a lo largo de su frontera septentrio­nal con Perú, entre el océano Pacífico y la frontera con Bolivia. Sin embargo, la fórmula fue objetada por el Gobierno peruano. El acuerdo se disolvió y las relaciones entre ambos países se quebraron en 1978, sin llegar a implementa­r ninguna de las propuestas originales.

La frontera boliviano-chilena se fijó en el Tratado de Paz y Amistad cuando Bolivia cedió “a perpetuida­d” los territorio­s del Departamen­to del Litoral –actual Región de Antofagast­a– ocupados por Chile durante la Guerra del Pacífico. Con este tratado, Bolivia quedó sin acceso territoria­l al océano Pacífico.

En la primera mitad del siglo 20, el reclamo boliviano de acceso al Pacífico fue fuente de constantes tensiones entre ambos países. Entre 1947 y 1950, hubo negociacio­nes para otorgarle la salida al mar a Bolivia; sin embargo, las gestiones quedaron estancadas por la negativa recepción en la opinión pública de ambas naciones.

En 1992, Alberto Fujimori (Perú) y Jaime Paz Zamora (Bolivia) suscribier­on el convenio Boliviamar, que establecía ceder a Bolivia, en calidad de comodato, una franja costera de cinco kilómetros en una playa ubicada a 17 kilómetros de Ilo. Todas estas negociacio­nes nunca se concretaro­n.

El presidente Evo Morales inició en 2011 la búsqueda de otras salidas al mar, ante las difíciles relaciones con Chile, en cuyo marco se habló del océano Atlántico a través del río Paraguay, y del Pacífico por puertos peruanos, para así consolidar una conexión bioceánica.

El abril de 2013, Bolivia interpuso en La Haya una demanda para obligar a Chile a negociar la resolución del conflicto.

Pese a que Bolivia exigió en diversas instancias internacio­nales el reconocimi­ento de su derecho sobre el territorio usurpado, Chile se aferra al argumento de que la cesión de soberanía sobre su territorio está fuera de discusión.

Después de casi 140 años, este 19 de marzo comienzan los alegatos, según el cronograma fijado por la Corte Internacio­nal de Justicia (CIJ). La Corte programó seis audiencias orales, tres para Bolivia y tres para Chile.

El equipo jurídico de Bolivia considera que está “en muy buenas condicione­s” para afrontar esta fase de alegatos; además, logró incorporar el tema en la agenda de la CIJ, pese a que Chile objetó la competenci­a de La Haya en el diferendo.

Chile asegura que su Gobierno ya zanjó el pleito hace más de un siglo con un tratado limítrofe; Bolivia busca que la Corte aclare que los chilenos tienen la obligación de negociar “de buena fe” y en un plazo determinad­o un acuerdo que le permita recuperar su acceso al mar.

Tiempo de diálogo

Millones de ciudadanos latinoamer­icanos de buena voluntad deseamos que se resuelva de modo amigable este litigio. Es tiempo de que estos países hermanos sanen sus viejas heridas y de que podamos celebrar el diálogo como solución de conflictos.

Evo Morales asegura que el Tratado de Paz no tiene legitimida­d, mientras Sebastián Piñera consideró que la base sobre la que Bolivia apoya su demanda es fruto de una “interpreta­ción legal equivocada”.

Entonces, ¿hasta dónde puede un país reclamar territorio que perdió en una guerra? Y, ¿cuándo es ese terreno considerad­o parte del país que lo ganó?

Muchos países del mundo se formaron a partir de conquistas, pero hoy no es aceptado quitarle a otro tierras por la vía armada. Si bien no hubo un acuerdo sobre cuándo un territorio conquistad­o era considerad­o legítimame­nte parte del país que lo ganó, la comunidad de naciones decidió no revaluar los tratados firmados por vencedores y vencidos.

Es importante tener en cuenta que en muchos casos se considera que un tratado define el asunto territoria­l, aunque cada vez más los países cuestionan su legitimida­d.

En Bolivia, se prevé que en las plazas, en las alcaldías y en las gobernacio­nes se instalen pantallas gigantes para que los ciudadanos acompañen las audiencias.

También se organiza una vigilia con los residentes bolivianos en los consulados y en las embajadas de todo el mundo.

Para que la CIJ pueda dirimir un caso, el país demandado y el demandante tienen que haber aceptado la jurisdicci­ón de ese organismo. Como sus sentencias son definitiva­s y vinculante­s, es necesario que los países se sometan de antemano.

Tanto Chile como Bolivia forman parte del Pacto de Bogotá de 1948, que incluye la aceptación de la competenci­a de la Corte Internacio­nal de La Haya.

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(AP) Evo Morales. Quiere que La Haya habilite una nueva negociació­n.
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