La Voz del Interior

Los Dogos, los hermanos de la vida que juegan al rugby en sillas de ruedas

Son el equipo del Club Municipali­dad. Tres de sus siete jugadores en actividad integran el selecciona­do argentino. Este deporte adaptado se practica desde 2012 en Córdoba. Fue creado para personas cuadripléj­icas y combina elementos de otras disciplina­s.

- Héctor Brondo hbrondo@lavozdelin­terior.com.ar

Es rugby aunque se juegue con un balón redondo y no ovalado. Lo es también pese a que el scrum, el line out, el maul y el ruck no figuren en el vocabulari­o propio de esta disciplina.

Es rugby aunque combine elementos no sólo de ese juego sino además del vóley, del hockey y del básquet.

El quad rugby (a él nos referimos) es rugby fundamenta­lmente porque su espíritu es el mismo.

Porque la esencia de uno y otro es igualmente la disciplina, el control, el respeto mutuo, el sentido de la disputa limpia y la vocación irreductib­le de forjar un espíritu de fraternida­d, dentro y fuera de la cancha.

El quad rugby es un deporte en silla de ruedas concebido para cuadripléj­icos. Es decir, para personas que sufren parálisis total o parcial de brazos y piernas.

Lo inventaron en 1979 un profesor y dos alumnos con discapacid­ad motriz de la Universida­d de Manitoba, Canadá; lo denominaro­n murderball (balón asesino) debido a la naturaleza agresiva de la propuesta.

Llegó a la Argentina alrededor de 2000 y en septiembre de 2012 arribó a Córdoba de la mano de la Fundación Rugby Amistad.

Pioneros

“El ‘profe’ Gabriel Fedrizzi fue quien incorporó y desarrolló este deporte desde la Dirección de Dis- capacidad de la Municipali­dad de Córdoba y Diego Raposso, el primero en practicarl­o en la provincia”, destaca Pablo Senna (34).

Este joven entrenador es quien conduce a Los Dogos del Club Municipali­dad, como se denomina el equipo local de rugby sobre ruedas, con sede en el polideport­ivo de barrio General Paz.

Es una de las cuatro formacione­s que existen en el país y la única en esta provincia. Hay otra en Santa Fe y dos en Buenos Aires.

En la actualidad a los Dogos lo integran siete jugadores que se reúnen los lunes, miércoles y viernes, de 20 a 23, en el gimnasio cubierto del establecim­iento deportivo de Roma 155.

Cada entrenamie­nto es una cita con el deslumbram­iento para el director técnico y quienes siguen las alternativ­as como meros espectador­es.

“Ver a estos muchachos desarrolla­r la actividad con tanta vitalidad es maravillos­o y muy estimulant­e porque resulta difícil que alguien que sufrió un accidente terrible y tenga que usar silla de ruedas para movilizars­e quiera salir de su casa”, se sincera Senna, conductor del grupo desde hace seis años.

Sentido de pertenenci­a Mariano Gastaldi (33) es el capitán de los Dogos y practica rugby adaptado desde hace cinco años. “Tener un grupo de pertenenci­a con personas que tienen las mismas dificultad­es físicas que vos, que han pasado experienci­as similares a uno y que enfrentan a diario cosas parecidas a las tuyas, ayuda mucho”, explica el alma mater de la “jauría”.

“Este espacio es único, una escuela de aprendizaj­e permanente donde además podemos practicar un deporte competitiv­o y alimentar los sueños”, comenta el caudillo.

“Pitu” (tal su apodo) cuenta que a los 16 años tuvo un accidente en su casa mientras practicaba un truco de roller en rampa.

“Me pasé de rosca en un salto desde una pérgola, me desmayé en el aire y golpeé contra el fondo de la pileta, pese a que tenía agua”, cuenta y trae a la memoria ese instante fatídico.

La desgracia le rompió varias vértebras pero no le quebró la voluntad: terminó el secundario, se recibió de ingeniero en telecomuni­caciones y hoy trabaja en el área técnica del Poder Judicial de Córdoba.

Además, entrena fuerte en el polideport­ivo General Paz para mantener la capitanía del equipo y la titularida­d en el selecciona­do argentino de quad rugby, al que fue convocado en 2014.

Otro par de dogos también integran el representa­tivo nacional: Lucas Camussi (34) y Mauro Castro (28).

“Empecé a practicar en 2014. Un día me invitó a jugar ‘Pitu’ (con quien tengo amigos en común) y me enamoré de este deporte en el acto; desde entonces sigo entrenando sin parar”, cuenta Lucas.

Su discapacid­ad es consecuenc­ia de un accidente que sufrió hace 16 años durante unas vacaciones en Brasil.

“Me tiré de cabeza una zambullida al mar y golpeé con la cabeza en la arena del fondo. Tuve una lesión medular incompleta que me dejó sin tres miembros: las dos piernas y un brazo”, precisa.

Al igual que Gastaldi, la discapacid­ad no le impidió seguir estudiando. Completó el secundario y se recibió de arquitecto.

Hermanos e iguales “Nosotros sufrimos mucho en la sociedad porque hay bastante discrimina­ción y el entorno no es muy amigable”, cuestiona Lucas. “Por eso cuando entrás en un mundo donde todos están en tus mismas condicione­s, empezás a ver las cosas de una manera distintas y a aprender de los demás en las situacione­s cotidianas que compartís con ellos”, explica.

“Nosotros los dogos nos sentimos como hermanos”, resume.

Mauro Castro es sanjuanino y practica rugby en silla de ruedas desde hace tres años cuando se vino a estudiar abogacía a Córdoba; en 2016 fue convocado al selecciona­do nacional.

A diferencia de “Pitu” y Lucas, su cruadriple­jia devino, hace 12 años, de “una especie de infarto medular relacionad­o a una malformaci­ón de nacimiento”, explica.

“El deporte adaptado en general para una persona con discapacid­ad tiene una incidencia íntegra en su calidad de vida”, asegura.

“Vengo acá tres veces por semana y cuando no entrenamos por algún motivo me empieza a doler la espalda, doy vueltas por casa sin sentido y me gana la ansiedad”, comenta.

El “Negro”, como lo llaman sus compañeros de equipo es el jugador “distinto”.

Su destreza en el manejo de la silla de ruedas, su velocidad mental y sus condicione­s como estratega se observan a simple vista.

“Preguntale a Mauri si es consciente de que es el mejor de todos; el ‘Negro’ busca el estrellato aunque lo disimule”, bromea “Pitu”.

“¿Qué se siente ser el mejor?”, le preguntamo­s para seguir la chanza. Mauro sonríe, se sonroja y responde: “Acá nadie es mejor que nadie. Todos somos iguales porque hemos sido capaces de darnos la oportunida­d de practicar este deporte, que nos permite superarnos a diario y seguir soñando”, concluye.

TENER UN GRUPO DE PERTENENCI­A CON PERSONAS QUE TIENEN LASMISMAS DIFICULTAD­ES FÍSICAS QUE VOS TE AYUDA MUCHO.

Mariano Gastaldi, capitán

 ?? (JOSÉ HERNÁNDEZ) ?? Dogos, en acción. Los chicos que practican el quad rugby en el Polideport­ivo de barrio General Paz se sienten hermanos. Todos enfrentaro­n situacione­s dramáticas.
(JOSÉ HERNÁNDEZ) Dogos, en acción. Los chicos que practican el quad rugby en el Polideport­ivo de barrio General Paz se sienten hermanos. Todos enfrentaro­n situacione­s dramáticas.

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