Rusia vota y Putin va camino a retener el poder por seis años más
El presidente conseguiría hoy otro mandato. Ya lleva 18 años en el Kremlin. Obtendría una diferencia de más del 50 por ciento por sobre sus siete contrincantes.
MOSCÚ. Las elecciones presidenciales que se celebran en Rusia no tendrían sorpresas. Todo indica que el presidente Vladimir Putin, quien dirige el mayor país del planeta desde hace 18 años, seguirá haciéndolo durante seis más, como jefe del Kremlin. Cuenta con el 69 por ciento de intención de voto, con blindaje mediático y con la afinidad de la Justicia electoral.
La votación empezó ayer a las 17 horas de nuestro país. Por la canti- dad de husos horarios en el territorio del gigante eurasiático, los comicios duran 22 horas. Terminarán a las 15 de Argentina.
Putin, de 65 años, consiguió que la mayoría de Rusia creyera que sólo él puede gobernar el país. A pesar de las críticas de parte de la sociedad en medios marginales, es el político más querido por los rusos. Y para muchos de los 140 millones de habitantes es, sobre todo, un símbolo de estabilidad.
Sin embargo, el predecible resultado no oculta algunos cambios importantes. El tenor de la victoria podría diluir las críticas sociales y opositoras al propio Putin, quien a medida que pasan los años, parece más orientado a la carrera militar nacional y más implacable con cualquier intento serio de oposición. Por eso, este 18 de marzo supone para los rusos no tanto una elección de presidente, sino la ratificación o no de la dirección que el Putin quiere tomar.
La impronta nuclear
El presidente prometió a sus compatriotas “décadas llenas de victorias” en el futuro. Lo dijo en su mensaje anual parlamentario, mientras presentaba un nuevo arsenal nuclear.
Así, lanzó un mensaje poco tranquilizador al exterior: Rusia se siente amenazada y, en los próximos años, la relación seguirá siendo conflictiva. Para sus compatriotas, también el mensaje fue claro. En caso de necesidad, el pueblo tendrá que cerrar filas en torno a su comandante en jefe.
La idea que tienen los rusos de su presidente es muy compleja y comprende una mezcla de respeto,
EN LA APERTURA DE SESIONES DEL PARLAMENTO, PUTIN PRESENTÓ UN NUEVO ARSENAL NUCLEAR. SOSTIENE QUE SU PAÍS ESTÁ AMENAZADO.
de admiración, de miedo y la certeza de que hay una aristocracia gobernando.
Un gran golpe positivo para su imagen fue la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014 –criticada por Occidente como una violación del derecho internacional–. Eso impulsó su popularidad dentro del país. Y las elecciones fueron agendadas simbólicamente coincidiendo con el cuarto aniversario de esa medida.
Menos popular es su intervención en Siria (ayer murieron 30 civiles en un ataque conjunto con las fuerzas del presidente sirio Bachar Al Asad) y tampoco es prometedora la situación económica.
Las grandes ciudades se modernizan, pero la abundancia que marcó los primeros años de Putin en el poder, debido a los altos precios del petróleo en los mercados, ha llegado a su fin. La economía lleva años en recesión y sólo en 2017 volvió a crecer, aunque de forma muy modesta.
Los grandes gastos en armamento y en seguridad han ido en detrimento de la educación y de la salud. Durante cuatro años consecutivos, los más de 140 millones de rusos han visto caer sus ingresos en términos reales. Y a ello se suma el malestar por la corrupción, la arbitrariedad de las autoridades y la injusticia.
No obstante, las críticas se diri-
gen contra el Gobierno, funcionarios, policías y magnates, pero no contra el propio presidente.
Putin ha convencido a muchos rusos de que es insustituible. “El principal mensaje de él es bastante sencillo: ¡Sin mí se hunde todo! Por eso, garanticemos la estabilidad y no cambiemos nada”, explican sus asesores de campaña en entrevistas televisivas.
La oposición
Son siete los candidatos que compiten contra Putin. Sólo un empresario comunista, Pável Grudinin, mide más de dos puntos porcentuales en los sondeos (le vaticinan entre siete y 14 por ciento).
Grudinin tiene una enorme granja de frutillas con un asentamiento civil de seis mil habitantes que propone como modelo social y económico. Pero reivindica a Stalin y genera rechazo entre la gente que vivió el comunismo y los jóvenes impregnados por el discurso capitalista de Putin.