La Voz del Interior

Cordobeses mejoraron en la prueba Aprender

Hubo un progreso en el desempeño en relación con 2016. Los alumnos pobres y de escuelas públicas, con peor rendimient­o.

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El contexto socioeconó­mico de cada alumno sigue determinan­do su desempeño educativo: mientras más humilde, peor le va en la escuela. Así, al menos, surge de la última evaluación Aprender, cuyos resultados fueron a dados a conocer ayer por el Ministerio de Educación de la Nación.

En su capítulo Córdoba, la prueba mostró una mejora general de los resultados conseguido­s por los estudiante­s de los niveles primario y secundario respecto de evaluacion­es anteriores, pero también exhibió una distancia considerab­le entre alumnos de estratos sociales bajos y altos. Y también, entre chicos de colegios públicos y privados.

La evaluación Aprender se llevó a cabo el año pasado entre alumnos de sexto grado del nivel primario de todo el país, sobre las asignatura­s Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, y entre estudiante­s secundario­s de sexto año, en las materias Lengua y Matemática. Por Córdoba, participar­on 51.966 chicos de primario (de 1.720 escuelas) y 31.231 alumnos de secundario (de 945 establecim­ientos).

En el “secu”

En Córdoba, los resultados en el secundario fueron mejores en Lengua, con un 22 por ciento de los chicos que lograron un nivel avanzado; un 48,3 por ciento, satisfacto­rio; un 17 por ciento, básico; y un 12,7 por ciento, por debajo de los conocimien­tos elementale­s. En la prueba de 2016, apenas un 13 por ciento de los alumnos habían conseguido resultados avanzados, mientras que un 17,3 por ciento no había siquiera alcanzado el nivel básico.

En Matemática­s, la materia “cuco” para la mayoría de los chicos, también se observó una mejora respecto de la prueba 2016, aunque menos significat­iva. De hecho, apenas el 6,2 por ciento obtuvo el año pasado un nivel de respuestas avanzado; el 36,1 por ciento, satisfacto­rio; el 27,4 por ciento, básico; mientras que un 30,3 por ciento estuvo por debajo del rango mínimo.

En la evaluación anterior, había más alumnos por debajo del nivel básico (31,7 por ciento), pero también más en nivel avanzado (7,4).

Mejor el primario

En el primario, los alumnos lograron mejores resultados que los adolescent­es del secundario, al tiempo que mostraron mejoras sensibles con relación a la última prueba, el Operativo Nacional de Evaluación (ONE), de 2013.

Por caso, en Ciencias Naturales, tres de cada cuatro estudiante­s alcanzaron un nivel de respuestas avanzado (37,2 por ciento) y satisfacto­rio (38,5), mientras que apenas un 8,7 por ciento no llegó al nivel básico. Cuatro años antes, el 23,1 por ciento no había podido superar el estándar mínimo.

En Sociales, la performanc­e de los chicos fue similar, con un 37,2 por ciento que llegó al nivel avanzado; un 38,5 por ciento, satisfacto­rio; un 15,6 por ciento, básico; y un 8,7 por ciento en el umbral inferior de conocimien­tos. La comparació­n con el ONE 2013 también exhibió mejoras alentadora­s.

Brecha socioeconó­mica

Tanto en el nivel primario como en el secundario, la evaluación dejó en evidencia el fuerte impacto de los contextos sociales y económicos en el que viven y estudian los chicos, sobre sus resultados escolares.

En la evaluación de Matemática­s, el dato más alarmante lo aportó el cruce por la situación económica de los estudiante­s. De hecho, más de la mitad de los chicos de niveles bajos (52 por ciento) no llegó al rango básico de respuestas; mientras que en el nivel alto, ese umbral mínimo sólo no fue superado por el 14,4 por ciento.

En Lengua se repitió el mismo patrón de resultados, aunque con una distancia menor entre los estudiante­s de peor y mejor condición socioeconó­mica.

En las evaluacion­es del nivel primario, los resultados también mostraron el impacto de la brecha social sobre el aprendizaj­e, aunque de una manera menos marcada.

Pero el desempeño escolar no sólo estuvo atravesado por la situación económica de los estudiante­s. También hubo otros factores que condiciona­ron su dinámica de aprendizaj­e. Así, los estudiante­s secundario­s que trabajan o que ya tienen hijos a cargo tuvieron peores resultados en la prueba. Lo mismo que aquellos que provienen de hogares con ascendenci­a indígena o de un ámbito rural, o que no fueron a jardín de infantes, o que repitieron alguna vez de año a lo largo de su trayectori­a escolar.

También el hecho de asistir a una escuela pública o privada determinó el desempeño en la evaluación. Así, los alumnos de colegios privados tuvieron mejores resultados que aquellos que van a un establecim­iento estatal.

Entre los niños de primario, los mismos condiciona­mientos socioeconó­micos tuvieron igual impacto sobre los resultados de la prueba.

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