De la Sota y Mestre creen que el Sol sale para ellos Julián Cañas
Por distintos motivos y en escenarios diferentes, José Manuel de la Sota y Ramón Mestre creen que los planetas se van alineando a su favor. O al menos recibieron señales positivas sobre sus horizontes políticos cercanos.
De la Sota mantiene su bajo perfil, pero la nueva intervención del Partido Justicialista lo anotó en la carrera por la candidatura presidencial del peronismo.
El histórico dirigente Julio Bárbaro, convocado por el interventor Luis Barrionuevo, aseguró que De la Sota integra, junto con el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey y el bonaerense Sergio Massa, un trío de posibles “presidenciables” del peronismo “republicano”, como se autodefinen para marcar diferencias con el kirchnerismo.
Se sabe que Barrionuevo siempre fue un entusiasta impulsor de la candidatura del cordobés.
La pregunta –sin respuesta, por ahora– es si le suma a De la Sota tener al gremialista gastronómico como fogonero de su aspiración nacional.
De todos modos, que se lo mencione como eventual candidato es una buena noticia para De la Sota, más allá de que se trate de una conducción partidaria impuesta por la Justicia.
El exgobernador sigue sin aparecer. En los últimos días presentó un certificado médico para no declarar como testigo en el juicio por el acuartelamiento policial de 2013.
Declarar en ese juicio hubiera sido una buena oportunidad para que De la Sota denunciara la grave sospecha que dejó en su libro autobiográfico Quiero y puedo, cuando era precandidato presidencial, en 2015. “Zannini no sólo prohibió el traslado de la Gendarmería a Córdoba cuando se produjo la sublevación policial, sino que además sugirió que las fuerzas de seguridad llegarían a la provincia el día que la fueran a intervenir”, escribió entonces.
Sus allegados dicen que
De la Sota no reaparecerá por ahora. Dejará que algunos de sus amigos lo posicionen en el escenario nacional.
Claro que sería un verdadero milagro de las estrategias electorales que alguien crezca sin hablar y sin dejarse ver.
Avance
En la otra vereda, el intendente Mestre está convencido de que en el último verano dio un gran paso para convertirse en el candidato a gobernador de Cambiemos.
Sobre el escritorio de su oficina de trabajo del Palacio 6 de Julio hay encuestas, encargadas por él, que muestran una mejoría en la imagen de su gestión.
El intendente argumenta a los interlocutores de turno que esos fríos números se pueden alimentar con una lectura política: por ser el líder del reclamo de mayor coparticipación, cree que se convirtió en el principal rival del gobernador Juan Schiaretti.
Este optimismo que alientan los mestristas choca con los rumores que llegan desde la Casa Rosada: en la cúpula del macrismo nacional, Mestre sigue sin convencer. Es más, cada vez tendría más detractores cerca del presidente Mauricio Macri.
Como muchos radicales, Mestre ve en la fragilidad que mostró el Gobierno nacional por la escalada inflacionaria y el debate por el aumento de tarifas una oportunidad para un avance del radicalismo, que hasta ahora tuvo poca injerencia en la gestión macrista.
Mestre habla seguido con el gobernador de Mendoza y titular de la UCR, Alfredo Cornejo, quien intenta elevar el perfil del partido dentro de Cambiemos.
“Si el radicalismo tiene mayor peso en el Gobierno y en la alianza electoral, esto se debería reflejar en Córdoba, donde la UCR tiene mayor presencia que el PRO en Cambiemos”, se entusiasmó un mestrista de la primera hora.
En política, las lecturas nunca son lineales. Y menos con el macrismo, que tiene una particular manera de entender el manejo del poder.
De la Sota y Mestre, que mantienen una buena relación personal, creen ver señales positivas en escenarios en los cuales aún falta mucho para las definiciones.