Cuadro clásico
“Voy a ser un gran artista algún día, pero lo seré a mi manera”, le dice un joven Picasso (Alex Rich) a su padre en el primer episodio de Genius: Picasso, anticipándose como futuro y díscolo pintor vanguardista. La admonición vale asimismo para el tono mitologizante de la serie, que en su contraste entre pasados y presentes pone el énfasis en el carácter casi predestinado del plástico.
El alumbramiento del “genio” lo activa la muerte de su hermana Conchita, a la que el artista-niño (Alessio Scalzotto) le había prometido que dejaría de pintar si ella se salvaba de la difteria. Ante el fatal destino, Picasso se condena a no abandonar nunca el oficio del pincel y el caballete. En una caracterización sobria y concentrada en el trabajo físico, Antonio Banderas compone la versión adulta del artista, ya aburguesado y dispuesto a firmar –no sin reservas– el monumental Guernica.
La francesa Dora Maar (Samantha Colley) lo acompaña en la proeza con determinación y sermones revolucionarios, a la vez que por allí da vueltas con reprimendas la fina rubia Marie-Thérèse Walter (Poppy Delevingne). Si bien proliferan esposas, amantes y Genius: Picasso se emite los domingos, a las 22 y por National Geographic. En rigor, se trata de la segunda temporada de la serie de antología que presenta la historia de vida, las contribuciones y claroscuros de grandes mentes de la humanidad. Vuelve a contar con la producción ejecutiva de Imagine Entertainment, compañía del cineasta Ron Howard. modelos, la serie se guarda de retratar a un Picasso mujeriego y se contenta con la picardía de hacerlo decir que prefiere dibujar una mujer desnuda a un hombre viejo, a pedirle cándidamente que pose a la prostituta con la que pierde la virginidad o a mostrar a dos amantes peleándose por él mientras se ríe. Más ficción documental que enfoque renovador, con sus guitarras españolas, escenarios enciclopédicos y claroscuros de época Genius: Picasso va al grano y subordina su abordaje sintético a la representación clásica, esa que Picasso se encargó de armar y desarmar a su antojo.