Los hermanos sean unidos
Estamos viviendo en nuestra sociedad situaciones que lamentablemente provocan discrepancias. Me refiero en concreto a ideologías que, al venir del continente europeo, no sólo intentan llegar a nuestra Nación sino que también incursionaron en diferentes regiones americanas.
Países como Perú, México, Uruguay, Paraguay y otros, incluyendo el nuestro, han sido afectados por una ideología de género que, al carecer de todo fundamento científico, atenta contra la salud psíquica y emocional de la población.
Hay organizaciones extranjeras que solventan a quienes sostienen estas ideologías, tratando de esta manera de incursionar en el ámbito de la educación en diferentes países, con enseñanzas que perjudican a niños, adolescentes y jóvenes.
Por tal motivo es necesario, ahora más que nunca, unirnos como sociedad, para que, al decir del mítico Martín Fierro, “no nos devoren los de afuera”.
En la Constitución Nacional, tenemos la ley 25.673, que se refiere al respeto al derecho de la objeción de conciencia que tenemos todos los ciudadanos.
También en la Constitución
provincial, en su artículo 5°, está establecida la libertad de conciencia, que nos permite ejercer el derecho a defender nuestros principios y nuestra forma de vida.
Los cristianos creemos que es el momento de alzar los ojos al cielo y pedir la intervención divina, para que con su ayuda nuestra Nación no se vea perjudicada por ideologías humanas que atentan contra las conductas, enseñanzas y principios establecidos por Dios y avalados por la ciencia.
Como dice el Preámbulo de nuestra Constitución, “invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia”.
El salmista David dice “alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Dios, que hizo los cielos y la Tierra”. Salmo 121.
Frente a los que pretenden distorsionar la naturaleza creada por Dios, su protección se hace presente cuando lo invocamos, ya que, como dice el Preámbulo antes mencionado, Él es la “fuente de toda razón y justicia” y su creación es inamovible e inmodificable por los argumentos que los seres humanos quieran imponer, buscando de esta manera sólo satisfacer sus intereses personales.
Dios te bendiga. * Pastor evangélico