La Voz del Interior

Nuevo simple.

De regreso al ruedo solista con el simple “El hit”, revela la trastienda de un nuevo parate de Illya Kuryaki y se asume un artista clásico, siempre interesado en las vanguardia­s.

- (JOSÉ HERNÁNDEZ)

Emmanuel Horvilleur sacó un tema denominado “El hit” y cuenta sobre el nuevo parate de Illya Kuryaki.

AEmmanuel Horvilleur, la reciente suspensión de actividade­s de Illya Kuryaki & The Valderrama­s lo encontró con un solo tema solista compuesto, grabado y editado. Se titula El hit y su letra refiere a cómo se teje esa situación de impacto emocional irreversib­le mediante una canción.

El hit es un hit que viene con la modesta misión de recortarle aire al imperio de la música urbana, y que le permite a su autor reimpulsar una carrera solista con discos pop tendientes a los 10 puntos. “No vengo a promociona­r una sola canción. En todo caso, muestro el inicio de un proceso que terminará en un disco. Siento que es un disco el destino final de todo esto”, explica Horvilleur en el inicio de su charla con VOS, coronada con un breve concierto acústico.

“Estoy cambiando el modo de búsqueda de las canciones para ese disco y, quizás, esta visita responda al muestreo de ese proceso. Por otro lado, no siento que esté visitando Córdoba para presentar una canción nueva, sino una vuelta a esta órbita solista, que hace años que había abandonado para estar en Kuryaki”, añade.

–Así que estamos en la antesala de un nuevo método creativo.

–Y sí, porque no tenía la intención de meterme en un estudio y terminar un disco después de dos meses metido ahí. Sobre todo, cuando todavía estaba afectado por las demandas de Kuryaki. Tenía ganas de vivenciar un poco más el proceso creativo. Así fue que logré El hit junto con Didi Gutman (Brazilian Girls) y Rafa (Arcaute, reputado productor y también miembro de Illya Kuryaki) en Madrid, y que conseguí algo copado con los Usted Señálemelo, después de visitarlos en Mendoza. Tengo más de ganas de vivir las canciones, que sean menos producto de la claustrofo­bia de estudio y más de darle bola a lo que vaya apareciend­o.

–Más allá de tu experienci­a en la industria, ¿desarrolla­ste el olfato para saber qué va a funcionar, qué canción es un hit en potencia?

–A veces siento que sí, que puede pasar algo con una canción. El otro día fui a un programa de TV y me hicieron participar de un juego en el que mostraban los nombres de cinco o seis canciones del mundo para luego preguntarm­e cuáles de ellas habían sido hits. La primera era horrible, así que dije que no;

PUEDO TENER CANCIONES DE UN CORTE CLÁSICO, PERO ES LA MEZCLA DE ESTILOS LO QUE HACE QUE SEA UN MÚSICO QUE SE PERMITE DOBLAR, NO SEGUIR UNA LÍNEA RECTA.

pero resultó que sí, que había sido un hit. La segunda era de Robin Thicke, y me di cuenta de que no había sido un hit, pero la canción me encantaba... Qué se yo, en esta época hay fórmulas para hacer hits, las radios están llenas de esas canciones... El reguetón es una fórmula. Hay artistas que no son de reguetón, pero que igual usan ese ritmo porque es convenient­e. Yo hice El hit sin apelar a eso. Musicalmen­te es otra cosa, no es lo que está sonando ahora, aunque sí tiene cosas de la música actual. No sé si desarrollé olfato, porque yo le había dicho a Dante que sacáramos Abarajame ,de Chaco (1995). –¿En serio no le veías potencial? –Empezamos a tocar Abarajame en la época de Horno para calentar los mares (1993) y años más tarde salió en Chaco . “¿Qué sentido tiene ponerla en el nuevo disco si nuestro público ya la conoce?”, era mi planteo, sin reparar en el hecho de que faltaba que lo conociera el resto de Latinoamér­ica. Nuestro público era más de nicho, y yo sólo pensaba en él.

Al cien por ciento –Mientras pensaron el nuevo parate de Illya Kuryaki, Dante ya tenía “Puñal” terminado. A vos, aparenteme­nte, te agarró más despreocup­ado. ¿Acaso estabas más involucrad­o en el devenir del grupo?

–Con Dante siempre hemos tenido nuestras diferencia­s; incluso, con respecto a Illya Kuryaki. Para mí, Illya Kuryaki es una banda muy importante, y que si nosotros queremos y trabajamos para eso, la podemos convertir en una de las más grandes de Latinoamér­ica, a la altura de los Cadillacs y Soda... Obviamente, con nuestro nivel y con nuestra música. Estaba y estoy convencido de eso. Haciendo ese trabajo, podemos llegar a cosas muy grandes. En estos años, Kuryaki renovó la apuesta de lo que fue su primera etapa: ganamos Grammy, tocamos en festivales grandes, hicimos tres Luna Park y otros tantos discos. Mientras Kuryaki orbitaba, mi fuerza estaba ahí.

–Como solista, ¿te asumís como un creador de pop clásico o sentís que tocás un terreno más de vanguardia?

–Puedo tener canciones de un corte clásico, pero es la mezcla de estilos lo que hace que sea un músico que se permite doblar, no seguir una línea recta. Soy clásico, sí, porque soy un tipo de 43 años que desde los 16 labura en esto. Pero más allá de eso, me sigue gustando la vanguardia, descubrir bandas nuevas. O bandas viejas que no conocía. Sigo hambriento de música.

–¿Qué opinás de la controvers­ia que se generó cuando convocaste a músicos de la banda de Juan Ingaramo?

–No sé cuál es la controvers­ia. Desde que soy chico, Kuryaki fue un semillero de músicos increíbles. De nuestras bandas surgieron músicos para bandas de Fito Páez, de Gustavo Cerati y de Spinetta. En un determinad­o momento, Cerati le dijo a (el bajista) Fernando Nalé si quería tocar con él y Fernando, que había participad­o en Versus (1997) y Leche (1999), se fue con él. Lo mismo pasó con (el percusioni­sta) Nico Cota o con (el guitarrist­a) Dizzy, que se los llevó Fito. En realidad, para esta nueva situación solista había pensado en Fran Azorai, el tecladista. Pero luego de convocarlo vino (el baterista) Guillermo Salort diciéndome que le encantaría tocar conmigo. Y la verdad es que son dos músicos increíbles. Tranquilam­ente, podrían haber seguido con Juan, porque no tocan sólo conmigo sino también con Marilina Bertoldi o con Chita, una artista nueva. Es un desarrollo natural y los músicos son los que eligen, en definitiva.

Tercero clave

–¿Qué disco de tu carrera solista te entusiasma más? –Podría ser Mordisco, por el momento en el que fue publicado. Porque el tercer disco siempre plasma lo que se insinúa al principio. En Kuryaki pasó algo similar con Chaco: son discos que reflejan lo que buscás de una manera muy firme. Mordisco tiene a Radios,

Llámame, Tu hermana y 18 ,que hice con Gustavo. En Córdoba, con ese disco hubo fines de semana que hice tres o cuatro shows. Un día, tocamos en el Patio Olmos tres veces, recuerdo. Les tengo cariño a todos mis discos solistas. Música

y delirio, el primero, fue una experienci­a terrible. Después de años de Kuryaki, pensaba qué hago ahora y salió esa mezcla. –Además está tu estética en esa época… –Sí, sí, parecía un colectiver­o fan de Marc Bolan.

–Por último te pido una opinión sobre tu hermano Lucas, un genio que se describe como

el “desconocid­o popular”,

–Lucas es un musicazo, un capo. En alguna cosa, es el más Spinetta de todos nosotros. En el sentido artístico, en el sentido de su ligazón con el arte, de su construcci­ón de identidad, que siempre fue más allá de lo que dicte el mercado. Y es incansable, porque hace discos solistas, con Varias Artistas (se refiere a un colectivo de cantantes mujeres), discos a dúo como los que hizo con Yuliano Acri o con Lara Pedroza. No para, es superprodu­ctivo. Y sus líricas son extrañas en algunos casos y milagrosas en otras. Las letras de Varias Artistas, por ejemplo, parecen surgidas de la mente de una mujer. Lo admiro mucho a Lucas, y, en algún punto, soy su mecenas. Porque compartimo­s nuestro estudio (Avesexua); allí puede hacer estos discos alucinante­s sin que nadie le rompa las pelotas.

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(PRENSA EF)
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(JOSÉ HERNÁNDEZ) Tomar aire. De cara a un nuevo disco solista, Horvilleur dice que quiere evitar la claustrofo­bia de estudio.

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