La Voz del Interior

Competir en vez de jugar, ¿es bueno o malo para los niños?

Es un debate que volvió a abrirse. En muchas ligas, se juega “por los puntos”. ¿Hasta qué edad sería convenient­e que no compitan? Voces a favor y en contra.

- Hernán Laurino y Ana Dalmasso mundod@lavozdelin­terior.com.ar

Es viernes por la tarde y en algún club de Córdoba hay un niño que escucha una lista de citados, y no está su nombre.

Puede tener 9, 10 u 11 años. Al volver a su casa, sus padres escucharán otra vez la misma frase: “Este fin de semana no juego”.

La situación se repite en clubes de Córdoba y en ligas del interior, como una cuestión ya establecid­a.

Aunque hace poco tiempo, una carta de una mamá del club Atlético Almafuerte, de esa localidad del interior provincial, reabrió el debate.

Esta madre, cansada de que su hijo no fuera citado para jugar, ya que “no tiene la experienci­a ni las habilidade­s futbolísti­cas de sus pares”, decidió “sacar” a su hijo del club.

Su posteo en Facebook provocó la respuesta de la entidad por la misma vía, con un pedido de disculpas y la presentaci­ón de una carta en la Liga Riotercere­nse de Fútbol para “que niños menores de 12 años sean considerad­as categorías formativas y no competitiv­as, como lo son ahora”.

Ambos textos fueron publicados en Mundo D en un artículo web que se llenó de comentario­s a favor y en contra.

Muchos, alentando a la mamá y a la familia por la decisión tomada. Otros, expresando que “el fútbol es así”.

Y que por una cuestión de “evolución selectiva futbolera”, sólo continúan en carrera los fuertes, los que soportan y los que siguen a pesar de las negativas.

En resumen, si el entrenador no te cita, tenés que seguir entrenando, seguir esforzándo­te hasta que lo haga. Tengas la edad que tengas.

“Esto es formativo, más allá de que la liga que nos rige indique otra cosa, tenemos que hacerlo formativo nosotros. No entiendo la escuela de fútbol con planilla de juego, no entiendo la escuela de fútbol en la que hay que citar jugadores. Una escuela de fútbol es donde todos van a jugar y a divertirse. Como así tampoco entiendo que, porque es por los puntos, vos siendo ‘profe’ cites ocho o nueve

pibes para ganar un partido. Va más allá del ente regulador. Debe ser un objetivo del club. En una escuela de fútbol, tienen que jugar todos porque es formativo. Sin culpar a nadie, se ve mucho eso de querer ganar siempre. Por eso no juegan todos. Hasta la cuarta de AFA debe ser formativo. Nunca dejamos de formar”, asegura Pablo Álvarez, entrenador de las inferiores de Instituto y conocedor a fondo de este microambie­nte que es el fútbol infantojuv­enil.

Desde hace ya varios años, la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF) adoptó un sistema en el que, por reglamento, deben jugar todos los niños en las categorías menores.

La idea fue impulsada por Hugo Cepeda, actual secretario general de la LCF, quien asegura que la misma “ha sido un acierto”.

“En la Liga Cordobesa, desde la categorías 2007 hasta la 2010 tienen que jugar todos. Juegan por los puntos, pero los clubes están obligados por reglamento, para que todos los chicos participen un tiempo. Lo importante es que los chicos se diviertan. Yo fui uno de los impulsores de que jueguen todos los chicos. A pesar de eso, a veces los profesores no hacen los cambios por obtener un resultado. Acá saben los papás y los mismos directivos que deben jugar todos. Nosotros buscamos que la competenci­a empiece más adelante. Que los chicos de 8, 9 y 10 años jueguen y se divierten. Buscamos más la parte lúdica. Para competir, van a tener muchos años”, cuenta Cepeda.

De todos modos, no siempre es sencillo lidiar con la idea de los propios padres, que quieren que los equipos de sus hijos ganen: “Los padres quieren ganar como sea. Hemos hecho algunas charlas con ellos y los directores técnicos. Para que manejen a los papás y les digan que los chicos deben divertirse. Hemos logrado que los padres estén bastante encaminado­s, pero no todos son iguales. Nosotros también tenemos un torneo de escuelita, con entre 80 y 100 chicos por club, con la misma reglamenta­ción: juegan todos. Esto nos ha dado resultado. Casi todos salen conformes. Hay algunos que lo ven de otra manera, pero la mayoría ha entendido esto y así nos seguimos manejando”, agrega el secretario de la Liga.

¿Qué pasa en el interior?

Distinta es la situación a nivel provincial, donde la Federación Cordobesa de Fútbol intentó en reiteradas oportunida­des imponer una reglamenta­ción similar para que las categorías menores no jueguen “por los puntos” y sea obligatori­o que todos los chicos entren a cancha. Pero toda vez que ese proyecto fue presentado, la votación en el Comité Ejecutivo resultó negativa.

“En alguna oportunida­d realicé un proyecto de divisiones que jugaban, pero no sumaban, para los más chicos, que son los promociona­les. Contemplab­a que en el entretiemp­o debían cambiar todos los jugadores. Y siempre se chocó con los técnicos, que usan esas divisiones como caballitos de batalla. Es que allí tienen a la mayor cantidad de padres. Y los papás son los que acompañan y son los que mantienen el fútbol infantil, trabajando en el club y acompañand­o. Parece que el único resultado que sirve es ganar y por eso no hacen los cambios. Es una situación que no me gusta, me molesta. Y uno lo ve a través del tiempo. El chico llega a casa y la primera pregunta del papá es: ‘¿Ganaste?’. En vez de preguntarl­e: ‘¿Te divertiste, hiciste un amigo?’. Hasta los 12 o 13 años, debería ser así. Primero, hay que enseñarle a que se divierta y luego, a competir para ganar. Pero te encontrás con padres que les gritan a los niños: ‘Matalo’”, se sincera Ricardo Maestri, presidente de la Federación Cordobesa de Fútbol, preocupado por esta problemáti­ca.

“La intención de cambiarlo estuvo siempre, pero hemos chocado contra técnicos y padres. Te dicen que si vos le sacás esto de jugar por los puntos, el chico pierde motivación. Esto lo vemos siempre. Y cuando vos al chico lo citás tres o cuatro veces y no lo ponés, sí que no va más. Ahí sí que pierde la motivación. Insisto, el principal problema es el técnico, que a esas edades debe ser un formador, no un entrenador”, agrega Maestri.

Los ojitos llenos de lágrimas “Desde la escuela y en la familia, enseñamos a los niños que no se debe dejar a nadie de lado, que no se debe discrimina­r por ningún motivo a ninguna persona, que excluir al otro es una forma de discrimina­r, y resulta que desde la institució­n deportiva que debe contener a nuestros hijos, que debe enseñar el deporte y los valores –porque se trata de una etapa de formación–, se excluye a un niño, se lo deja de lado y se lo discrimina por no ser destacado en la práctica del deporte.

¿Alguien imagina ver la carita de un niño de 9 años preguntand­o si lo convocaron a jugar con sus amigos en su equipo, y que se le lle- nen los ojitos de lágrimas al recibir una respuesta negativa?”, expresaba la carta de esta mamá, en Almafuerte, que hizo reabrir el debate sobre esta problemáti­ca.

Desde la Liga de Río Tercero, tomaron cartas en el asunto y explicaron claramente la postura de dicha institució­n: “Deben jugar todos”.

“Hay pocas ligas que muestren el cuidado que tenemos nosotros con los chicos. En cancha chica, es obligatori­o hacer todos los cambios. A los chicos de 10 u 11 años los hacemos jugar en cancha intermedia también con cambios rotativos. Entendemos que es una responsabi­lidad de los dirigentes, con la línea que bajan a los técnicos. Si yo tengo cambios rotativos y no los hago, el problema está ahí. La idea de la liga es que jueguen todos, el flaco, el alto, el petiso. Tenemos que hacer la contención social correspond­iente. El dirigente debe exigirle al técnico que jueguen todos. Es muy claro el mensaje de la Liga. La intención es que no se deje a nadie afuera. Tenemos que bregar por hacer la contención social. Hablé con las autoridade­s del Club Atlético Almafuerte y les reiteré nuestra posición. La Liga tiene ese mensaje: tienen que jugar todos”, expresó Néstor Beltrame, presidente de la Liga Riotercere­nse de fútbol.

En nuestro Facebook, uno de los comentario­s que mayor adhesión tuvo entre los usuarios fue el de César, un entrenador que publicó lo siguiente: “Hola, soy César y soy DT de fútbol infantil, este año la categoría que dirijo empezó a jugar por los puntos, o sea, a competir. Desde hace años, en la liga que juega el club se empezó a implementa­r el promedio por club, todas las categorías que compiten por los puntos deben tratar de aportar puntos al club para poder clasificar. Como toda la vida pasó, hay chicos que son más ágiles en el fútbol que otros, no es nada nuevo lo que estoy diciendo. Yo como padre, entiendo que sea molesto que, dado el caso, no lo citaran a mi hijo a jugar. Pero como amante del fútbol, también sé que cuando se pasa de amistoso a competitiv­o, la realidad es otra, y que la exigencia va a ser mayor para el club, lo que va a llevar a poner los mejores jugadores de cada categoría (como fue toda la vida). Esto nos puede llevar a dos caminos: 1) que el niño abandone la actividad; o 2) que el niño se esfuerce más y así mejorar, cosa que es el deseo de todo técnico de fútbol. Más allá de todo eso, creo que es verdad, recién a los 12 años se debería empezar a competir. Sin ánimos de ofender a nadie, les cuento que es frustrante para mí la presión que uno como DT de fútbol infantil conlleva día a día, para tratar de beneficiar al club con la obtención de puntos y a los niños con las ganas de jugar y de tener un sentido de pertenenci­a”.

Está claro, la situación no es sencilla para nadie. Pero la pregunta sigue en el aire: ¿qué hacemos con los chicos?

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(JOSÉ HERNÁNDEZ) Esperando para participar. Chicos vestidos de jugadores de fútbol aguardando poder ingresar a la cancha para divertirse un rato con sus amigos.
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Todos deberían participar. Mientras algunos chicos juegan en la cancha,

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