Los detuvieron con un inhibidor de alarmas e irán a juicio
Dos hombres serán juzgados por tentativa de hurto calificado. No importa que no hayan llegado a abrir puertas de autos. Para la Cámara de Acusación, pulsar ese aparato en busca de víctimas es un delito serio.
En una resolución que puede marcar un antes y un después, dos hombres sospechados de haber intentado robar pertenencias de autos estacionados en la playa de un hipermercado cordobés, mediante la utilización de un
handy devenido en inhibidor de alarmas, fueron enviados a juicio.
El punto central del caso es que, más allá de que los sospechosos no llegaron a robar nada –ni abrieron la puerta de ningún vehículo–, el simple hecho de haber portado un inhibidor de alarmas (y haber estado pulsándolo) ya es considerado judicialmente como un delito.
La Cámara de Acusación de Córdoba, que avaló la investigación de la fiscal Milagros Gorgas, resolvió en las últimas horas enviar a juicio a Carlos Bismark Paz Palacios (41) y a Julio César Quiroga (44) por el supuesto delito de hurto calificado de vehículo dejado en lugares de acceso al público. Además, están acusados por resistencia a la autoridad, ya que golpearon a los policías que querían detenerlos.
El inhibidor de alarmas es en realidad un handy de mano.
El delincuente se ubica a relativa corta distancia y presiona el pulsador. Así, el dispositivo emite una frecuencia que interfiere la señal electromagnética de la persona que acaba de bajarse de su rodado y está intentando activar la alarma de manera remota.
Esta clase de hechos se registra en playas de estacionamiento de centros comerciales, como así también en avenidas importantes.
La víctima se aleja del auto, creyendo que lo cerró y que dejó la alarma activada, cuando no es así.
A los delincuentes sólo les queda esperar que el blanco se aleje y, acto seguido, saquean su coche. En varios casos, ya con ganzúas o llaves especiales, directamente le terminan sustrayendo el vehículo.
El caso en discusión judicial sucedió el 21 de febrero de 2016 a las 19, cuando –según la causa– dos hombres a bordo de un Peugeot 206 llegaron a la playa de un híper de avenida O’Higgins al 3500 del barrio Jardín Sur, en la Capital.
Quien iba de acompañante bajó la ventanilla y comenzó a pulsar de manera disimulada un handy (inhibidor) en reiteradas oportunidades cerca de personas que se bajaban o de autos estacionados.
Para la fiscal Gorgas, esta actitud tenía por objeto “neutralizar la activación de las alarmas” para luego robar pertenencias. Una patrulla policial fue alertada y logró detener a los sospechosos.
La fiscal imputó a ambos por tentativa de hurto calificado (el agravante se debe a que todo sucedió en un lugar de acceso público), además de resistencia a la autoridad, y pidió la elevación a juicio.
El punto no era menor: los sujetos ni habían abierto alguna puerta de un auto ajeno. Sin embargo, para la funcionaria, la actividad previa desplegada ya era suficiente. Al accionar el inhibidor de alarmas, la tentativa de hurto ya había comenzado. No era necesario que se abrieran las puertas de coches.
Luego de algunas idas y vueltas, la jueza de Control Laura Barale ratificó esta postura y envió a juicio a Quiroga y a Paz Palacios.
Hablaron los jueces
La medida fue apelada por los defensores de los acusados y todo llegó a la Cámara de Acusación.
No hay todavía una postura clara y definida en la Justicia sobre esta actividad delictiva. De hecho, algunos fiscales consideraban estas acciones como una contravención al Código de Convivencia.
Si bien está claro que las sustracciones de pertenencias, mediante el uso de inhibidores, son un “hurto” (no se rompe nada, como en el robo); sí había discrepancias sobre qué sucedía cuándo los ladrones eran sorprendidos antes de abrir los autos.
Es posible que el fallo de la Cámara arroje un poco de luz.
“Los sujetos no se valieron del eventual descuido de algunos tenedores de rodados dejados en la playa del centro comercial sin las medidas de seguridad; por el contrario, intervinieron sobre el mecanismo que justamente accionaba la medida de seguridad inhibiéndolo o impidiendo su activación”, resaltaron los jueces Carlos Salazar, Patricia Farías y Maximiliano Davies.
“(Al pulsar el aparato) ya había comenzado la faz ejecutiva, no logrando consumar el desapoderamiento por el actuar oportuno del personal policial que arribó”, añadieron los magistrados.
Dicho a las claras: activar el pulsador de un inhibidor es como tomar una ganzúa y empezar a forzar una cerradura de puerta.
La Cámara de Acusación valoró también otros indicios sobre los acusados: andaban con herramientas usadas para robar autos, ya habían sido vistos antes, hay filmaciones del híper y testimonios, en el baúl del Peugeot había una batería de auto presuntamente robada y uno de ellos tenía una condena por sustraer vehículos.
SEGÚN EL FALLO, ACTIVAR EL INHIBIDOR ES COMO TOMAR UNA GANZÚA Y EMPEZAR A FORZAR LA CERRADURA DE UNA PUERTA.