Nada es casualidad en lo mal que le va a Argentina
La selección argentina de fútbol recibió ayer un cachetazo tremendo. Y este frenó en seco las expectativas albicelestes, que se renuevan cada cuatro años, cada vezquesejuegaunMundial.El mazazo, que se multiplica por la cantidad de millones de habitantes del país, fue durísimo, aunque tiene varias razones que se fueron hilvanando durante años.
A esta goleada sufrida frente a Croacia hay que analizarla como un síntoma más de un sistema enfermo en todos los niveles, que vive dependiendo de milagros o de iluminados.
La AFA, que ya era impresentable con Julio Grondona, atravesó cuatro años de inestabilidad. Y la selección fue uno de los tantos estamentos de la Asociación que lo padeció. Desde 2014, hubo tres entrenadores diferentes, con planteos y convicciones distintas.
Al Mundial se llegó rezando tras una clasificación angustiosa, con un entrenador que nunca encontró el equipo y que embarulló aún más una situación que reclamaba otro tratamiento que el propuesto por Jorge Sampaoli, nombrado por la conducción afista que preside Claudio Tapia. Cuando se elige mal, se planifica mal, se administra mal y se ejecuta mal, te va mal. Y esto le está pasando al seleccionado argentino.
Se llegó pendiente de que Lionel Messi fuera el salvador, como lo
CUANDO SE ELIGE MAL, SE PLANIFICA MAL, SE ADMINISTRA MAL Y SE EJECUTA MAL, TE VA MAL. Y ESTO ES LO QUE LE PASA A LA SELECCIÓN.
fue aquella noche de la clasificación en Quito. Y en estos dos partidos, el crack rosarino nada pudo hacer. Frente a Islandia, porque intentó, aunque demasiado solo. Y frente a Croacia, porque directamente estuvo ausente. Sin plan, sin conductor y sin líder (futbolístico y anímico), tampoco llegó el milagro, y ahora Argentina deambula al borde del precipicio.
Habrá que esperar el resultado de hoy entre Islandia y Nigeria para ver en qué situación se queda de cara a la última fecha.
Como sea, hasta ahora nada de lo que a Argentina le está pasando en este Mundial es casualidad. Y aunque siempre renovemos la esperanza y todavía haya una débil luz en el horizonte, hay que aceptar que se tiene lo que se merece.