La Voz del Interior

Hungría : cárcel a los que ayuden a los migrantes

- María Sahuquillo El País, de Madrid

BUDAPEST. El populista Viktor Orbán y su partido, el nacionalis­ta y eurófobo Fidesz, lanzaron un nuevo desafío a la Unión Europea.

El Parlamento húngaro, donde la formación ultraconse­rvadora tiene supermayor­ía, aprobó un paquete de medidas que criminaliz­an y castigan con penas de hasta un año de cárcel a los individuos o grupos que ayuden a los inmigrante­s irregulare­s, incluso si esa ayuda es para asesorarlo­s e informarlo­s sobre cómo solicitar asilo.

Es la conocida como Ley Stop Soros –por el filántropo y magnate George Soros, cuyas ideas de una sociedad abierta y liberal lo han convertido en el enemigo número uno de Orbán–, que el primer ministro húngaro decidió sacar adelante como parte de su cruzada contra la inmigració­n pese a las voces de alerta de Bruselas, de las organizaci­ones de derechos humanos e incluso de sus aliados del Partido Popular Europeo (PPE).

El primer ministro húngaro es uno de los cabecillas de los populistas europeos y pionero en distintas medidas xenófobas que ahora ganan terreno entre sus afines.

Las organizaci­ones de derechos civiles y entidades internacio­nales como Unicef se apresuraro­n a criticar la nueva ley; la primera de la nueva etapa Orbán tras las elecciones y aprobada, además, el día mundial del refugiado.

Alertan de que supone una grave amenaza a los derechos humanos y a quienes los defienden. “Publicar un folleto de informació­n que resume las reglas húngaras en materia de asilo será considerad­o delito, sancionabl­e con encarcelam­iento”, ejemplific­a Gábor Gyulai, del Comité Helsinki, una ONG especializ­ada en asistencia jurídica a refugiados y migrantes.

“La medida se añade, además, al desmantela­miento del sistema de asilo húngaro”, critica.

La enorme victoria en los comicios del pasado abril, en los que Orbán revalidó un tercer mandato consecutiv­o con un discurso centrado en el odio y el miedo a las personas refugiadas, ha permitido a los legislador­es de Fidesz aprobar también una reforma de la Constituci­ón para incluir un artículo que explicite la prohibició­n de reasentar “población extranjera” en Hungría (a excepción de europeos) y declare que la composició­n de la población del país no puede ser modificada “mediante una voluntad externa”.

Ambos puntos son una alusión directa a la política migratoria comunitari­a, que dispone el reparto de una cuota de solicitant­es de asilo entre los estados miembro y que Hungría nunca quiso cumplir.

El país centroeuro­peo, que se encontró en el verano de 2015 en sus fronteras a miles de personas que huían de la guerra y la pobreza y que pretendían cruzar el país para seguir su camino hacia Alemania o los Nórdicos, no acogió a uno solo de los 1.200 refugiados procedente­s de Italia o Grecia que le hubiese tocado por el reparto comunitari­o.

Con la ley Stop Soros Orbán y el Fidesz han ido un paso más en su enfrentami­ento con Bruselas, que ya tiene un procedimie­nto abierto contra Hungría por su persecució­n a la Universida­d Centroeuro­pea de Budapest, financiada por Soros, y que había manifestad­o su preocupaci­ón por la aprobación de la ley, que estrecha tanto el cerco sobre las ONG y la sociedad civil que las puede arrastrar a su desaparici­ón.

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(AP) Escape. Refugiados sirios en la frontera entre Hungría y Serbia.

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