La Voz del Interior

Asaltos violentos y tiroteos repican cerca de la Jefatura de Policía

En un radio que comprende Alto Alberdi, Alberdi y Marechal, entre otros barrios, se observa una seguidilla de violentos asaltos. También se registraro­n cruentos tiroteos asociados a la lucha territoria­l por el mercado clandestin­o de drogas, según se sosp

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

Violentos robos callejeros ejecutados por motochoros armados, que no han dudado en disparar si las víctimas ponen la menor resistenci­a, y una reiteració­n de ajustes de cuenta a los tiros asociados al mercado clandestin­os de drogas.

El mapa violento de la ciudad de Córdoba ha acopiado en las últimas semanas una seguidilla de episodios de este tipo en un radio de unas 20 cuadras a la redonda, entre Alberdi, Alto Alberdi y Marechal, y que tiene en uno de sus ángulos un punto central: la propia Jefatura de la Policía.

No se trata de una mera anécdota. Vivir o trabajar en cercanías del lugar con más policías por metro cuadrado de toda la provincia no significa, a la luz de la realidad, ninguna tranquilid­ad extra para los vecinos y comerciant­es de ese sector de la capital cordobesa. Según un relevamien­to de

La Voz, en poco más de un mes, desde el primero de julio hasta hoy, hubo al menos siete graves episodios delictivos en esa zona. La mayor parte correspond­e a casos de insegurida­d.

Si el foco se amplía hacia atrás, se advierte que fue en ese mismo radio donde la insegurida­d se cobró una de las primeras vidas durante este año. Sucedió el 27 de enero a la medianoche, cuando Leonardo Fabián Bustamante (27) fue asesinado a tiros en un robo en el carro de choripán en el que trabajaba en la avenida Colón al 1700.

Más acá en el tiempo, como un fenómeno asociado a la escalada de asaltos, se observa una densa matriz violenta enmarcada en la lucha territoria­l por el control de las bocas de expendio de drogas.

Sobre todo, en los alrededore­s del cementerio San Jerónimo, un lugar que desde hace años se ha convertido en una zona caliente del mercado minorista local de estupefaci­entes.

En mayo sucedió un caso que asombró a los investigad­ores policiales, por la falta de escrúpulos por parte de los atacantes, y que hizo que varios abrieran bien los ojos ante la posibilida­d de que algo estuviera cambiando en la dinámica narco en Córdoba.

El 11 de mayo a la mañana, un hombre recibió seis balazos y su hijita de 23 meses, otros dos. Todo ocurrió a plena luz del día, en el medio de la vereda de Enrique Tornú al 2400. Se sospecha que la víctima mayor sabía que alguien quería atacarlo por alguna cuenta pendiente aún poco clara, por lo que salió con su beba en brazos creyendo que de esta manera iba a disuadir a sus atacantes. Pero quienes dispararon no tuvieron ninguna inhibición.

En tanto, el 4 de julio a la madrugada, dos grupos se enfrentaro­n a los tiros frente a un domicilio de Francisco Muñiz 467. Hubo más de 20 balazos cruzados de diferentes calibres, según comprobaro­n los peritos de la Policía Judicial.

Dos hombres resultaron heridos y la sospecha de un trasfondo narco se transformó en la hipótesis principal.

Inseguros

De acuerdo al registro de este medio, en un lapso de sólo 38 días se anotaron al menos siete graves episodios delictivos en ese sector. Seis de estos casos se enmarcan en casos de insegurida­d.

Incluso, en uno de ellos, un supuesto ladrón murió luego de ingresar en un local comercial de calle Santa Ana. Aunque al principio se indicó que había sufrido una golpiza por parte de vecinos, la Justicia avanzó en otra dirección e indicó que todo se debió a un problema cardíaco. Pero las dudas sobre lo que realmente ocurrió todavía están latentes.

Esta seguidilla insegura comenzó el 1° de julio a la madrugada, cuando en calle Pedro Goyena al 300 tres personas fueron abordadas por dos motochoros armados. Las víctimas se resistiero­n, comenzaron a pelear con los delincuent­es, y lograron reducir a uno de ellos hasta que llegó la Policía. Luego, dos de los asaltados tuvieron que ser hospitaliz­ados ya que habían sufrido golpes de todo tipo.

Una semana después, ocurrió el caso más llamativo. Desde un taller mecánico de La Rioja al 3100 se denunció que durante el fin de semana, cuando estaba cerrado, se robaron 10 vehículos (ocho cero kilómetros). Se recuperaro­n tres.

El martes 10 de ese mes, en tanto, un joven de 24 años fue baleado por motochoros que lo asaltaron a metros del cementerio San Jerónimo, en la esquina de Monseñor de Andrea y Humberto Primo.

Ya en agosto, el pasado lunes 4, una joven aún se pregunta cómo sobrevivió luego de que otro motochoro (¿o acaso el mismo?) le disparara tres veces en la cabeza desde muy corta distancia.

Cuando la vieron sangrar, los ladrones desapareci­eron. En el hospital se constató que sólo uno de los balazos la había rozado en la nuca. Sucedió a las 21.24, en Igualdad y pasaje Pascual Peñaloza

El martes de la semana pasada, en tanto, un policía de civil se tiroteó con delincuent­es que habían ingresado en un domicilio de 9 de Julio al 3100, Alto Alberdi. Dos de los sospechoso­s terminaron baleados y detenidos.

COMO UN FENÓMENO ASOCIADO A LA ESCALADA DE ASALTOS, SE OBSERVA UNA DENSA MATRIZ NARCO Y VIOLENTA.

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(LA VOZ) Fatal. En enero, un joven fue asesinado en un puesto de choripán.
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(F. LUQUE / ARCHIVO) Llamativo. En julio, robaron autos de un taller mecánico.

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