La Voz del Interior

El 3,1% de julio lleva la inf lación a 19,6% en el año

En julio, los precios aumentaron 3,1%. Se complica poder cumplir con lo establecid­o en el memorándum firmado con el FMI.

- Pablo Petovel ppetovel@lavozdelin­terior.com.ar

Si supera el 32% a fin de año, los controles se vuelven más exhaustivo­s y se pierde autonomía.

La inflación de julio superó los cálculos de la mayoría de las consultora­s privadas y arrojó un preocupant­e 3,1 por ciento, según dio a conocer ayer el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censos (Indec).

Ese porcentaje es el segundo más alto en lo que va de 2018, sólo superado por la suba de junio, cuando el incremento de precios representa­tivo del total de hogares del país marcó el récord de 3,7 por ciento.

De esta forma, el acumulado anual se estiró hasta el 19,6 por ciento en apenas siete meses, encendiend­o dudas respecto de la posibilida­d de cumplir con uno de los objetivos acordados con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

Según lo firmado con el organismo crediticio, uno de los parámetros por revisar periódicam­ente es el avance del índice de precios al consumidor. En el memorándum que resume las políticas económicas y financiera­s refrendado por el Estado nacional y por el Fondo, la meta de inflación fijada es del 27 por ciento para todo 2018. Algo que los economista­s y el propio gobierno consideran incumplibl­e.

Sin embargo, no todo está perdido. El acuerdo es flexible en ese punto porque menciona bandas con dos límites adicionale­s. Si se supera el 29 por ciento, el texto dice que el Central discutirá con los representa­ntes del Fondo “la respuesta de política apropiada”.

Ahora, si la meta supera el 32 por ciento, el control será mayor. En ese caso, el memorándum habla de hacer “una consulta con la Junta Ejecutiva del FMI sobre su propuesta de respuesta de política antes de que los desembolso­s del acuerdo estén disponible­s”.

En otras palabras, si se pasa del

32 por ciento, si bien no significa que el acuerdo se caiga, se condiciona­n mucho más los desembolso­s, que dejan de ser automático­s.

“Hay dos tipos de metas en todos los acuerdos con el Fondo, unas que se llaman de performanc­e, y otras denominada­s indicativa­s. Las primeras, si no se cumplen, no se hace el desembolso. Ahí está el tema del déficit fiscal primario. Lo de la inflación es una meta indicativa, si no se va cumpliendo, genera consultas y, probableme­nte, medidas adicionale­s”, explicó a La Voz Gustavo Reyes, economista del Ieral (Fundación Mediterrán­ea).

El préstamo firmado con el FMI es por un total de 50 mil millones de dólares, pero el dinero se va entregando en desembolso­s parciales y programado­s, a medida que se van cumpliendo los objetivos establecid­os.

Según el Indec, la inflación de los últimos 12 meses fue de 29,5 por ciento y el Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado del Banco Central proyecta un 31,8 por ciento para fin de año, lo que reduce al mínimo el margen.

Para llegar a ese porcentaje, los analistas consultado­s por la máxima autoridad monetaria dicen que la inflación debería avanzar al

1,8 por ciento promedio mensual hasta diciembre.

Pero hay un problema, este cálculo fue hecho a partir de una encuesta de fines de julio, antes de que se produjera la última suba del dólar, que elevó el tipo de cambio por encima de los 30 pesos. Esto generará –segurament­e– un nuevo traslado a precios y presionará, aún más, la inflación.

Además, están previstos nuevos aumentos de la energía eléctrica, del transporte público y de los combustibl­es.

“Entendemos que el cálculo de la inflación de 2018 está en el 32 por ciento. El acuerdo no se va a caer si se pasa, pero no llegar con la inflación prevista implica más discusione­s, más reuniones y menor grado de libertad para decidir las políticas que si estuviera todo bien y se fuera cumpliendo lo pautado originalme­nte”, apuntó Reyes.

Un dato para analizar cuál puede ser la inflación de agosto en adelante se conocerá hoy, también desde el Indec: el índice de precios mayoristas.

La inflación de julio se vio principalm­ente impulsada por la suba de los alimentos (4%), del transporte (que subió un 5,2% de la mano de los combustibl­es) y del ítem recreación y cultura (5,1%). Las liquidacio­nes hicieron bajar la ropa y el calzado (0,1%).

NO LLEGAR CON LA INFLACIÓN PREVISTA IMPLICA MÁS DISCUSIÓN, MÁS REUNIONES, MENOR GRADO DE LIBERTAD.

Gustavo Reyes, economista del Ieral

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Para arriba. Por el dólar y por la suba de los combustibl­es, los alimentos siguen aumentando.
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