La Voz del Interior

El reposo de Julieta, la Leona cordobesa

Jankunas descansó en Mendiolaza con su familia tras el Mundial de Inglaterra, donde jugó en gran nivel.

- María Eugenia Mastri mmastri@lavozdelin­terior.com.ar

La agenda de Julieta Jankunas es apretada. Porque a pesar de que con la selección de hockey goza de un mes de vacaciones después de la disputa del Mundial de Londres, sus compromiso­s con el club Ciudad de Buenos Aires la siguen plantando dentro de una cancha cada sábado en el exigente Torneo Metropolit­ano.

Pero su necesidad de volver a casa era evidente. Lo sentía ella – “Extrañaba un montón”, asegura– y también lo notaron en su club –“Me superenten­dieron, es más, me dijeron: Julieta, andá a respirar un poco, recuperá energía y volvé”, cuenta–.

Por eso, desde la mañana del domingo hasta la de hoy, la delantera que con 19 años tuvo su debut mundialist­a disfrutó en Córdoba después de tres meses sin poder visitar a su gente querida.

“Lo superneces­itaba. Fue un proceso superinten­so, no sé si físicament­e sino de la cabeza. Necesitaba respirar, cambiar de aire y volver al club”, asegura la jugadora más joven del plantel de Agustín Corradini.

Por eso, lo primero que hizo al llegar a casa “fue tomar unos mates” con sus papás. Aprovechó también para comer asado, “que hacía un montón que no comía”; tomó el auto y salió a visitar amigas… “Estuve con gente todo el tiempo. Extrañaba”, remarca.

Y aunque el Mundial de hockey fue el tema principal de cada encuentro, el paso del tiempo la ayudó a curar el dolor que mostró tras la temprana eliminació­n de Las Leonas en Londres, cuando agosto recién comenzaba.

“Ya no lloro más. Listo. Ya hice el duelo”, dice “Juli”, y se anima a mostrar esa sonrisa que tapó con llanto después de la derrota frente a Australia en los cuartos de final.

Dos caras

El inicio y el final del Mundial mostraron dos versiones de la goleadora formada en el club Universita­rio. El debut de Las Leonas frente a España, con goleada incluida por 6 a 2, tuvo en la cordobesa a la mejor jugadora del partido y a la autora del primer gol argentino para comenzar a revertir el marcador que habían abierto las ibéricas.

Más allá de lo hecho dentro de la cancha, “Juli” era ese cascabel que contagia con su risa al resto del equipo. La más chica de Las Leonas es también la más chispita.

La contracara llegó al final, y fue culpa de esa definición por penales en movimiento que puso a Australia en semifinale­s y mandó a las albicelest­es a casa.

Con la mirada perdida, mascando bronca, y unos ojos que no paraban de llorar. Así cerró Jankunas el Mundial. Y tuvo sus razones.

“Cuando pasan estas cosas uno piensa en todos los esfuerzos que hizo, las cosas que tuvo que dejar, todo lo que entrenamos. Y ver que todo lo que hicimos terminó así… Eso me quemó la cabeza”, reconoce la cordobesa, que siente que “pasó todo muy rápido”.

“Por eso –reflexiona– con las chicas repetimos una y mil veces ‘disfrutar, disfrutar, disfrutar’”. –¿Cómo se recupera el equipo? –El grupo está muy triste tam- bién. Era un objetivo en común y todas habíamos soñado con levantar la copa. De todos modos, estamos bien, porque lo que más hay que rescatar es que se formó un muy lindo grupo.

–¿Se siguieron viendo después del Mundial?

–Ahora estamos de vacaciones. Necesitába­mos respirar un poco porque entrenamos mucho y fue un desgaste enorme. Tenemos que juntar energías para seguir con lo que se viene. Y en ese plan, cada una hizo la suya. Nos cruzamos en Buenos Aires porque jugamos en contra. Pero son vacaciones de todo. Es un momento de pausa, porque estar todos los días juntas te termina ahogando. Había que parar.

Sueño cumplido

Julieta vuelve al final del Mundial que consagró una vez más a Holanda. Pero esta vez lo hace como disparador de cosas buenas.

“Apenas salí de jugar el partido (contra Australia) no podía pensar nada positivo. Después empezaron a pasar los días, empecé a responder mensajes y me di cuenta de que había un montón de cosas lindas y superposit­ivas. Fue increíble lo que viví; una cosa de locos. Y no fue en vano todo el esfuerzo que hice y que hizo el equipo. Llegué a mi objetivo, que era jugar un Mundial. Salir campeón del mundo era un objetivo más grupal. Dependía de todas. En lo que estuvo a mi alcance, traté de dar el 100 y más”, subraya.

El esfuerzo del que habla va más allá de la preparació­n con el equipo. Para ella, significó dejar a su familia en Córdoba y mudarse a Buenos Aires en pos de un sueño que pudo cumplir.

Como yapa, llegó un debut arrollador. Una carta de presentaci­ón que le regaló el premio a la mejor jugadora del partido para traer de souvenir.

“Siendo delantera, siempre pensás en hacer un gol, e imaginás las jugadas, los festejos. Pero nunca imaginé hacer mi primer gol en el primer partido. Fue una locura todo”, repasa.

–¿Te diste cuenta en la cancha de que la estabas rompiendo?

–¡No! Yo estaba feliz de que habíamos ganado y después del partido me llamaron porque fui la mejor jugadora. ¿Quéeee? No podía más. Pensé que me estaban jodiendo. Por eso, ahora pongo en la balanza y la verdad es que lo disfruté. Fue un lindo Mundial. Mi objetivo era disfrutarl­o y dar todo en la cancha. Las cosas que me fueron pasando, como hacer un gol, ser la mejor jugadora, me sorprendie­ron... No estaba preparada para tanto.

 ?? (PEDRO CASTILLO) ?? En casa. Después de tres meses, la juvenil delantera volvió a Córdoba. Hoy regresa a Buenos Aires, donde juega en el club Ciudad. “Necesitaba respirar, cambiar de aire”, admitió.
(PEDRO CASTILLO) En casa. Después de tres meses, la juvenil delantera volvió a Córdoba. Hoy regresa a Buenos Aires, donde juega en el club Ciudad. “Necesitaba respirar, cambiar de aire”, admitió.
 ?? (PEDRO CASTILLO) ?? Cambio de aire. En Mendiolaza, donde vive su familia, Julieta hizo una pausa y renovó energías. Volvió a Córdoba después de tres meses.
(PEDRO CASTILLO) Cambio de aire. En Mendiolaza, donde vive su familia, Julieta hizo una pausa y renovó energías. Volvió a Córdoba después de tres meses.

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