Nueva asignatura escolar: AVT
Con la velocidad de una enfermedad contagiosa, la ausencia de autocrítica parece extenderse por amplios sectores de la población adulta. Ante esta emergencia, y confiando en que la educación de las nuevas generaciones podría generar cambios, se propone la inclusión de una nueva asignatura en los niveles educacionales.
La materia en cuestión es AVT: Autocrítica para la vida y el trabajo, destinada a estimular en los chicos la reflexión sobre conductas propias y valoración de las ajenas. Se pretende ejercitar los “Perdón, me equivoqué”, con sus correspondientes pedidos de disculpas, cambios y abrazos.
Durante el nivel inicial (4 y 5 años de edad) AVT fomentará la capacidad para escuchar, dialogar y no pegar. Se hará foco en identificar impulsos infantiles dañinos que no van acompañados de arrepentimiento, como gritos, empujones, mordiscos, tirones de pelo, escupitajos y burlas diversas a compañeros y/o docentes.
Para el nivel medio, AVT plantea la reflexión: la capacidad de pensar y reformular conceptos, incorporando opiniones de los demás. Como actividades prácticas se dictarán seminarios de meditación en silencio, así sea mordiéndose los labios (incluye uso de WhatsApp).
En el último año de primaria, cuando los niños se transforman en adolescentes y entran en la etapa de sabiduría total, AVT reforzará conceptos de humildad, paciencia y tolerancia. Incorporará personal de seguridad para el cumplimiento de dichos objetivos, ya que repetir cada vez “mala mía” no será considerado como verdadera autocrítica.
En el secundario, los alumnos cursarán 4 módulos obligatorios:
1. Autoridad y ejemplo. Destinado a recuperar la autoridad de los mayores, tanto en las aulas, recreos y actos; estos a su vez se comprometerán a cumplir sus responsabilidades de adultos, sin confundir experiencia con “saberlo todo”.
2. Estrategias antifanatismos. Los alumnos desarrollarán técnicas de amistad e inclusión de lo diferente, manejo de la ansiedad ante silencios que los tienten a interrumpir.
3. Soberbia y supremacía. Se dictarán prácticas deportivas competitivas en las que no habrá ganadores. Todos serán considerados dignos y orgullosos perdedores, a fin de aprender a morder el polvo sin chistar.
4. Trabajo final. Los alumnos redactarán monografías dirigidas a un adulto (a elección del alumno), en las que documentarán por escrito lo aprendido y lo madurado. Será obligatorio el uso de material bibliográfico contrario a su postura, a fin de ampliar horizontes.
La autocrítica es la capacidad de las personas de reconocer errores propios para su posterior corrección. Su ejercicio requiere de cuotas iguales de honestidad, humildad y voluntad de cambio.
Un enfoque multidimensional muestra dos aspectos diferentes de la autocrítica; uno adaptativo (funcional) y otro desadaptativo (disfuncional). (Dunkley y colaboradores, Personality and Individual Differences, 40, 2006).
Con el primero es posible evaluar criteriosamente el propio comportamiento, distinguiendo las conductas adecuadas de las inadecuadas. El disfuncional, en cambio, ciega el entendimiento, genera desconfianza y predispone al desencuentro.
La masividad de padres, docentes y dirigentes que muestran disfuncionalidad torna dificultosa la educación de los chicos, al no disponer de ejemplos para la autocrítica en la vida diaria. Es que quienes deberían ser modelos para la prevención de conductas indeseables en niños parecen haber olvidado su obligación de reconocer errores y corregir rumbos.
No se plantea aquí la salvaje libertad de cometer errores para después disculparse; interesa, para que los chicos aprendan, mostrar nobleza en las correcciones. Así podrían descubrir que cada persona es la suma de sus aciertos, sus errores y el tamaño de su ignorancia.
Por todo lo expuesto –y por si los ejemplos no apareciesen– se propone la introducción de AVT en el plan educativo para modificar la conducta de muchos adultos. Porque si estos no educan a los chicos, vale intentar a la inversa.
* Pediatra