La Voz del Interior

Maximilian­o, el albañil que ya no consigue obras ni changas

-

Maximilian­o Vera tiene 30 años. Vive en Unquillo junto a su esposa y a sus tres hijas. A los 11 años empezó a trabajar de albañil. Es una persona con voz pausada que, de repente, cuando habla de las cosas malas que le fueron ocurriendo en los últimos años, se acelera y se eleva como si intentara ocupar con un tono más eléctrico el vacío que dejan algunas preguntas que él mismo explora.

Hace ocho meses se dio cuenta de que se acababa una obra y no aparecía otra convocator­ia de trabajo. A decir verdad, su situación económica siempre fue precaria, pero lo que llama la “rotación de las obras” le permitía conseguir dinero para absorber los gastos de comida y el alquiler de la vivienda, además de los costos de colegio de las niñas y otros varios, pero nunca le sobró dinero.

Cuando empezó con la construcci­ón se escapaba del colegio o de la obligación de turno y paseaba de obra en obra para que le permitiera­n ayudar en algo. Así aprendió el oficio y, de la misma manera, se fue ganando la confianza de los albañiles. A los 15 empezó a tomar obras. Los albañiles que cuatro años atrás empezaron a darle tareas, a esa edad ya lo recomendab­an para que se hiciera cargo de construcci­ones simples. A los 22 tuvo su primera hija y, desde ese momento, las cosas empezaron a ponerse más complicada­s.

A pesar de todo siempre lograba afrontar los costos básicos para la vida. Ajustando algún gasto, inventando un nuevo rebusque, eligiendo productos más baratos en el supermerca­do, Maximilian­o y su esposa siempre pudieron acomodarse.

Ni casas ni changas

Con los años su nombre se volvió conocido en el ámbito de la construcci­ón. “Hice más de 60 viviendas en Unquillo. Por semana hacía dos o tres changas. Una pared, un revoque, un arreglo...”, comenta el albañil que hace algunos meses no consigue una changa por semana.

La falta de trabajo lo llevó a tomar decisiones drásticas. Lo primero que hizo fue tramitar un plan social para obtener los medios económicos que dejó de conseguir por otras vías. De esta manera, se inscribió en el plan Salario Social Complement­ario que brinda el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, por el que cobra 5.500 pesos mensuales. El acceso a este apoyo económico requiere una prestación por parte de los beneficiar­ios.

“Conocí la organizaci­ón social Polo Obrero, que me convocó a trabajar en proyectos comunitari­os. No somos mantenidos por el Estado. Si a mí me preguntan qué necesito, si un plan o un trabajo digno, yo quiero un trabajo”, expresa Maximilian­o mientras su voz se acentúa.

Parte de sus preguntas aparecen en diálogo con La Voz y giran alrededor de lo que para él es la escasa cantidad de dinero que provee el plan. “¿Hasta cuándo voy a poder subsistir con un monto por debajo de la línea de indigencia? ¿Tengo que renunciar a las aspiracion­es de todo trabajador por un trabajo genuino y una vivienda digna?”, se pregunta.

La otra decisión que tomó fue ocupar un terreno en Unquillo. “No puedo pagar un alquiler. Tuve que meterme a vivir a un terreno con mi familia”, contó sin disimular su angustia. Maximilian­o opina que el Estado podría construir casas en terrenos fiscales para gente que las necesita, empleando a los albañiles que como él han perdido trabajo en el último tiempo.

¿HASTA CUÁNDO VOY A PODER SUBSISTIR CON 5.500 PESOS? ¿TENGO QUE RENUNCIAR A LA ASPIRACIÓN DE UN TRABAJO Y DE UNA VIVIENDA DIGNOS? Maximilian­o, 30 años

 ?? (JOSÉ HERNÁNDEZ) ?? Maximilian­o. Empezó a aprender el oficio de albañil a los 11 años. Construyó más de 60 casas, pero hoy no tiene trabajo.
(JOSÉ HERNÁNDEZ) Maximilian­o. Empezó a aprender el oficio de albañil a los 11 años. Construyó más de 60 casas, pero hoy no tiene trabajo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina