La Voz del Interior

Los herederos de la Generación Dorada

- Gustavo Farías El expediente gfarias@lavozdelin­terior.com.ar

Los aplausos brotaron generosos como premio a una actuación notable y a otra victoria en el camino al Mundial de China 2019. Pero también como consecuenc­ia de ese acto reflejo del espectador argentino, automatiza­do en batir palmas a modo de reconocimi­ento con el equipo que cumple la “obligación natural” de ganarle “al rival de turno”.

El lunes pasado, Argentina había aplastado a Puerto Rico 106-84 en un juego que, en realidad, se había definido varios minutos antes del último sonido de la chicharra. Con un pie y medio en el próximo Mundial, el triunfo sobre los boricuas era ante todo un paso necesario que confirmara un resultado que en el ambiente basquetbol­ístico, y fuera de él, parecía “cantado”.

Y ese calificati­vo de fija es el que a veces impide el análisis y el valor del trabajo, y la evolución que hay detrás de cada éxito. Porque estos herederos de la Generación Dorada conviven hoy con la naturalida­d de vencer a un selecciona­do caribeño como si se tratara de un hecho consumado ante un “rival del montón”.

Es que la Generación Dorada fijó una vara altísima que el nuevo equipo nacional afronta aún sin saber a qué distancia se encuentra de su techo. Lo que sí conoce es que el piso se elevó y las derrotas se admiten sólo en cuentagota­s. Los muchachos de Facundo Campazzo y compañía se cargaron la mochila de sus antecesore­s mientras el básquet nacional elabora el duelo del adiós a una camada que parece inigualabl­e.

Con todo, el escenario es casi idéntico al que les tocó transitar, en su momento, a Ginóbili, Nocioni, Oberto, Wolkowyski y “Pepe” Sánchez cuando se fueron “cayendo” los Milanesio, Campana, Montenegro, Osella, Nicola... Sólo el tiempo sabe dónde estarán “Facu”, Deck, D’Elía, Brussino y Vildoza, pero hay señales como la del lunes, para esperar el futuro con una sonrisa.

Comparando. El historial ante Puerto Rico ofrece una cabal medida del crecimient­o del básquet nacional y del mojón a modo de bisagra impuesto por la Generación Dorada. Los boricuas fueron rivales virtualmen­te inaccesibl­es para los distintos equipos albicelest­es hasta 1999, cuando la tendencia se dio vuelta radicalmen­te.

Desde el Mundial Extra de Chile ’66 hasta los Panamerica­nos de Winnipeg ’99, los del Caribe ganaron 30 de los 43 choques entre ambos. Las 13 victorias nacionales fueron en amistosos o torneos de segundo orden, salvo un par de Preolímpic­os (1995 y 1999) y un recordado 87-77 en Atlanta ’96. A partir de la irrupción del grupo que lideró en sus inicios Rubén Magnano, los festejos cambiaron de bando: en los siguientes 29 juegos hubo 21 triunfos argentinos, una relación de éxitos que convirtió a Puerto Rico en “un rival más del montón” por más que la Generación Dorada ya sólo sea un recuerdo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina