La Voz del Interior

El delito invisible

- Juan Federico jfederico@lavozdelin­terior.com.ar

No amenazan ni lesionan a sus víctimas, que incluso jamás se enteran del robo durante el momento en el que se produce.

Tampoco dañan los vehículos que eligen como blanco, a los que, cuando se van, dejan intactos, como si nunca hubieran sido abiertos en ausencia de sus propietari­os.

Por todo esto, se lo llama “el delito invisible”. Se trata del empleo de los “inhibidore­s de alarma”, un método que a esta altura ya se inscribe entre los “tradiciona­les” en el bajo mundo del hampa cordobés, pero continúa siendo silencioso y efectivo.

Por eso, siempre conviene recordarlo. Tenerlo presente. Un consejo permanente para estar prevenidos. Tanto en los Tribunales de Córdoba como en la Jefatura, funcionari­os judiciales y policiales reiteran lo complicado que es su persecució­n. Y alertan sobre lo extendido de su uso y, al mismo tiempo, de la necesidad de actualizar el código penal.

Porque si bien se trata de un delito que no genera daño físico ni mayores traumas en las víctimas, la proliferac­ión de casos ha puesto en alerta a las autoridade­s.

¿De qué se trata? El método, cuentan los investigad­ores, es simple en la mayoría de los casos. Los ladrones se sientan en un auto, por lo general de alta gama para evitar llamar la atención de los prejuicios­os, y estacionan en zonas de alto tránsito: avenidas, en las playas de grandes centro comerciale­s, en cercanías de eventos deportivos de masiva concurrenc­ia o en sitios de alta afluencia turística. La idea es pasar inadvertid­os.

Allí los delincuent­es eligen a su víctima. Cualquier conductor que llegue más o menos presuroso, se baje y active la alarma del rodado sin detenerse a chequear si las puertas, efectivame­nte, se cerraron.

Lo que hacen es sencillo: activan un handy de mediana o alta potencia para que la señal que se genera inhiba la de la alarma del vehículo elegido como blanco.

Para explicarlo de manera simple: cuando el delincuent­e aprieta el pulsador, el handy emite una señal electromag­nética que interfiere la señal remota de quien quiere activar la alarma y cierre del rodado. No anula la alarma cuando ya fue activada, sino que anula el proceso de activación.

De esta manera, entre el ruido de la calle y el apuro, el conductor nunca se percató de que la alarma no se activó. El auto quedó abierto.

A los pocos segundos, uno de los ladrones abrirá cualquiera de las puertas y el baúl. Se llevará todo lo de valor que pueda encontrar.

Hace poco, los delincuent­es fueron más allá: en el auto estaba la llave de la casa, cuya dirección encontraro­n en la documentac­ión. Se dirigieron hasta el domicilio y se llevaron varios aparatos electrónic­os de alto valor, entre otros objetos.

En algunos casos, otro miembro de la banda sigue al dueño del rodado para asegurarse de que no regrese rápido y sorprenda a su cómplice adentro.

El sigilo que despliegan es de teatro: abren, revisan y cierran los autos con una naturalida­d que pocas veces levanta sospechas.

Método importado

Cuando se sucedieron los primeros casos, el desconcier­to ganó a varios. El auto intacto, pero sin pertenenci­as de valor adentro: ¿Una copia de la alarma? ¿Cómo la desactivar­on? Eran sólo algunas Al activar la alarma, hay que intentar abrir las puertas.

ESTAR ATENTOS. Los investigad­ores policiales no dudan al momento de la prevención. Apuntan a que sólo hay un consejo, simple y efectivo: al activar la alarma del vehículo, chequear de manera manual que las puertas efectivame­nte hayan quedado trabadas. De lo contrario, irse de allí y llamar a la Policía.

EN DOMICILIO. Para el caso de los “portoneros”, aquellos que inhiben el cierre completo de los portones automático­s, la prevención es similar, sobre todo cuando la familia está del lado de adentro: colocar la traba manual. CAMUFLAJE. El miércoles último, tres delincuent­es que estaban robando pertenenci­as de vehículos estacionad­os en la vía pública de La Calera, mediante el uso de inhibidore­s de alarmas, fueron detenidos por la Policía. Para no despertar demasiadas sospechas, los individuos se movilizaba­n en un auto de alta gama, un Toyota Corolla de vidrios polarizado­s. No fue una excepción. Hay varios casos en los que los sospechoso­s han sido sorprendid­os en esta clase de rodados.

En LaVoz.com.ar Video, especial para estar prevenidos. de las primeras preguntas que surgían. La realidad era otra.

Los policías no dudan de que detrás de los primeros casos, detectados hace ya tres años, debió estar algún ingeniero o técnico electrónic­o capaz de darse cuenta de cómo funcionaba esto. Aunque, advierten, se trata de un modus operandi importado de otros países, sobre todo de Colombia.

En ese sentido, remarcan que en la mayoría de los casos detectados los handy no son alterados, sino que se los utiliza como se los encuentra en cualquier comercio.

En pocos secuestros sí se han encontrado estos aparatos “intervenid­os” para aumentar su potencia: en Jefatura recuerdan un vehículo en el que los delincuent­es llevaban el handy instalado como un artefacto más del tablero y conectado a la batería.

Por lo general, los delincuent­es nunca son encontrado­s in fraganti, en el momento en que están robando en un auto ajeno.

Casi todas las detencione­s de sospechoso­s se llevan a cabo en controles vehiculare­s en los que se los sorprende con handy dentro del rodado. ¿Pero acaso es delito ir con un handy arriba de un auto?

El “delito invisible” puso en jaque a la legislació­n. El hecho que se les puede endilgar es muy débil: hurto, casi siempre excarcelab­le. Y, para peor, si los sorprenden sólo con el aparato en su auto, a los sospechoso­s sólo les cabe una tentativa de hurto: el regreso a la libertad es cuestión de horas.

Su uso se ha extendido a casas particular­es. Los ladrones activan los “inhibidore­s” para impedir que los portones automático­s traben al cerrar. Luego, los empujan e ingresan en los domicilios.

Ante esta proliferac­ión delictiva, hace ya un año que el diputado nacional por Córdoba Diego Mestre presentó un proyecto de ley para tipificar como delito la mera tenencia de estos dispositiv­os en la vía pública.

En ese sentido, propuso que se pene con prisión de uno a cuatro años “al que sin autorizaci­ón o ilegítimam­ente lleve en la vía pública un inhibidor de alarmas y/o frecuencia­s, ya que si bien fueron creados para bloquear señales de celulares legalmente, actualment­e los delincuent­e los usan para anular alarmas y cometer robos”.

El proyecto aún aguarda se tratado.

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(FACUNDO LUQUE / ARCHIVO) Alto tránsito. Por lo general, los delincuent­es actúan en avenidas y en calles con un fluido tráfico de vehículos, para pasar inadvertid­os entre el ruido y el movimiento.
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(POLICÍA DE CÓRDOBA) Más detenidos. El miércoles último, tres hombres fueron capturados tras una persecució­n en La Calera. Llevaban “handies”.
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