El delito invisible
No amenazan ni lesionan a sus víctimas, que incluso jamás se enteran del robo durante el momento en el que se produce.
Tampoco dañan los vehículos que eligen como blanco, a los que, cuando se van, dejan intactos, como si nunca hubieran sido abiertos en ausencia de sus propietarios.
Por todo esto, se lo llama “el delito invisible”. Se trata del empleo de los “inhibidores de alarma”, un método que a esta altura ya se inscribe entre los “tradicionales” en el bajo mundo del hampa cordobés, pero continúa siendo silencioso y efectivo.
Por eso, siempre conviene recordarlo. Tenerlo presente. Un consejo permanente para estar prevenidos. Tanto en los Tribunales de Córdoba como en la Jefatura, funcionarios judiciales y policiales reiteran lo complicado que es su persecución. Y alertan sobre lo extendido de su uso y, al mismo tiempo, de la necesidad de actualizar el código penal.
Porque si bien se trata de un delito que no genera daño físico ni mayores traumas en las víctimas, la proliferación de casos ha puesto en alerta a las autoridades.
¿De qué se trata? El método, cuentan los investigadores, es simple en la mayoría de los casos. Los ladrones se sientan en un auto, por lo general de alta gama para evitar llamar la atención de los prejuiciosos, y estacionan en zonas de alto tránsito: avenidas, en las playas de grandes centro comerciales, en cercanías de eventos deportivos de masiva concurrencia o en sitios de alta afluencia turística. La idea es pasar inadvertidos.
Allí los delincuentes eligen a su víctima. Cualquier conductor que llegue más o menos presuroso, se baje y active la alarma del rodado sin detenerse a chequear si las puertas, efectivamente, se cerraron.
Lo que hacen es sencillo: activan un handy de mediana o alta potencia para que la señal que se genera inhiba la de la alarma del vehículo elegido como blanco.
Para explicarlo de manera simple: cuando el delincuente aprieta el pulsador, el handy emite una señal electromagnética que interfiere la señal remota de quien quiere activar la alarma y cierre del rodado. No anula la alarma cuando ya fue activada, sino que anula el proceso de activación.
De esta manera, entre el ruido de la calle y el apuro, el conductor nunca se percató de que la alarma no se activó. El auto quedó abierto.
A los pocos segundos, uno de los ladrones abrirá cualquiera de las puertas y el baúl. Se llevará todo lo de valor que pueda encontrar.
Hace poco, los delincuentes fueron más allá: en el auto estaba la llave de la casa, cuya dirección encontraron en la documentación. Se dirigieron hasta el domicilio y se llevaron varios aparatos electrónicos de alto valor, entre otros objetos.
En algunos casos, otro miembro de la banda sigue al dueño del rodado para asegurarse de que no regrese rápido y sorprenda a su cómplice adentro.
El sigilo que despliegan es de teatro: abren, revisan y cierran los autos con una naturalidad que pocas veces levanta sospechas.
Método importado
Cuando se sucedieron los primeros casos, el desconcierto ganó a varios. El auto intacto, pero sin pertenencias de valor adentro: ¿Una copia de la alarma? ¿Cómo la desactivaron? Eran sólo algunas Al activar la alarma, hay que intentar abrir las puertas.
ESTAR ATENTOS. Los investigadores policiales no dudan al momento de la prevención. Apuntan a que sólo hay un consejo, simple y efectivo: al activar la alarma del vehículo, chequear de manera manual que las puertas efectivamente hayan quedado trabadas. De lo contrario, irse de allí y llamar a la Policía.
EN DOMICILIO. Para el caso de los “portoneros”, aquellos que inhiben el cierre completo de los portones automáticos, la prevención es similar, sobre todo cuando la familia está del lado de adentro: colocar la traba manual. CAMUFLAJE. El miércoles último, tres delincuentes que estaban robando pertenencias de vehículos estacionados en la vía pública de La Calera, mediante el uso de inhibidores de alarmas, fueron detenidos por la Policía. Para no despertar demasiadas sospechas, los individuos se movilizaban en un auto de alta gama, un Toyota Corolla de vidrios polarizados. No fue una excepción. Hay varios casos en los que los sospechosos han sido sorprendidos en esta clase de rodados.
En LaVoz.com.ar Video, especial para estar prevenidos. de las primeras preguntas que surgían. La realidad era otra.
Los policías no dudan de que detrás de los primeros casos, detectados hace ya tres años, debió estar algún ingeniero o técnico electrónico capaz de darse cuenta de cómo funcionaba esto. Aunque, advierten, se trata de un modus operandi importado de otros países, sobre todo de Colombia.
En ese sentido, remarcan que en la mayoría de los casos detectados los handy no son alterados, sino que se los utiliza como se los encuentra en cualquier comercio.
En pocos secuestros sí se han encontrado estos aparatos “intervenidos” para aumentar su potencia: en Jefatura recuerdan un vehículo en el que los delincuentes llevaban el handy instalado como un artefacto más del tablero y conectado a la batería.
Por lo general, los delincuentes nunca son encontrados in fraganti, en el momento en que están robando en un auto ajeno.
Casi todas las detenciones de sospechosos se llevan a cabo en controles vehiculares en los que se los sorprende con handy dentro del rodado. ¿Pero acaso es delito ir con un handy arriba de un auto?
El “delito invisible” puso en jaque a la legislación. El hecho que se les puede endilgar es muy débil: hurto, casi siempre excarcelable. Y, para peor, si los sorprenden sólo con el aparato en su auto, a los sospechosos sólo les cabe una tentativa de hurto: el regreso a la libertad es cuestión de horas.
Su uso se ha extendido a casas particulares. Los ladrones activan los “inhibidores” para impedir que los portones automáticos traben al cerrar. Luego, los empujan e ingresan en los domicilios.
Ante esta proliferación delictiva, hace ya un año que el diputado nacional por Córdoba Diego Mestre presentó un proyecto de ley para tipificar como delito la mera tenencia de estos dispositivos en la vía pública.
En ese sentido, propuso que se pene con prisión de uno a cuatro años “al que sin autorización o ilegítimamente lleve en la vía pública un inhibidor de alarmas y/o frecuencias, ya que si bien fueron creados para bloquear señales de celulares legalmente, actualmente los delincuente los usan para anular alarmas y cometer robos”.
El proyecto aún aguarda se tratado.